Y llegó el diluvio

A pesar de este acontecimiento y para ponerse en plan positivo, conviene recordar que a todos los amigos que tienen fincas el diluvio les viene divinamente... Y en esto uno va y sale por el lateral del hotel Gran Meliá Colón, que las goteras son menores, y directamente al Sicab. Afortunadamente, el agua no ha hecho mella. El público hacía largas colas a las puertas de Fibes y los pabellones estaban abarrotados. Rebobinemos, marcha atrás. Empecemos con la llegada de La Toya Jackson, que es su hermano Michael con falda, pero tiene la profesionalidad americana. Siempre amable, educada, nunca se agobia por las fotos ni por los autógrafos, a pesar de llevar una agenda apretadísima. Hizo su debut en la cena que el cónsul de Italia dio en su casa palacio, como siempre perfecto todo: un número reducido de invitados compartió con la hermana del «rey del pop», la «infanta del pop», cena y fiesta. La Toya quedó fascinada con las sevillanas que bailaron Tony Benítez y la gran María Rosa, que recibe homenaje en el 20 aniversario del Sicab junto a la Duquesa de Alba, Espartaco, Jesús Quintero, Victorio&Lucchino, El Lebrijano... La americana apareció el sábado en medio del diluvio, con los dos negros más grandes que se han visto en esta tierra que ha visto de todo. Uno guardaespaldas, el otro peluquero, maquillador y mariconadas varias. Hay que ser razonablemente malo para pensar que, compartiendo los tres dos suites comunicadas, a lo mejor, sobre todo para ella, alguno o los dos tienen funciones más personales, en el transcurso de las largas noches. Cumplió La Toya con la rueda de prensa, paseó por los pabellones, con una multitud a su alrededor y almorzó en el stand Rebujena La Alta, de José María Gil, que atendió como él sabe hacer, estupendamente. Compartieron mesa con ella María Rosa, Josemi Rodríguez-Sieiro, el bodeguero Rubén Domínguez, Tony Benítez, Tomás Terry, Silvia Peris, María Palma, de las pocas amigas que tengo con palacio en Sevilla, Canales Rivera, Julio Ayeza... Continuará.