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OPINIÓN: El cuento de Pedro y el lobo

La Razón
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Ya conocen el cuento infantil de Pedro y el lobo: tantas veces avisó falsamente de la presencia del lobo que cuando vino de verdad se lo comió. Veo en los medios internacionales un debate sobre si la amenaza es real y si debe tomarse en serio. El terrorismo es un monstruo terrible que puede venir en cualquier momento y a mí no me importa que nos alerten permanentemente de riesgos que después no se materializan. Si eso ocurre no es por suerte, sino porque los terroristas no han podido o porque las medidas preventivas de las fuerzas de seguridad o el acierto en el análisis de los servicios de inteligencia fueron acertados.

No se puede tomar a la ligera la amenaza yihadista. Están preparando la nueva generación de atentados, ya sea en la línea de Bombay, atentados individuales contra voces críticas, líderes musulmanes moderados o bien un perfeccionamiento del megaterrorismo. Lo más terrible es que los yihadistas están empeñados en adquirir armas de gran capacidad destructiva, lo que se da en llamar terrorismo no convencional o, más brutalmente, terrorismo con armas de destrucción masiva, químicas, bacteriológicas o incluso nucleares. Sabemos que el comité militar de Al Qaida ha dado la orden a sus células de robar, comprar o producir armas nucleares, que por pequeñas que sean podrían hacer un daño infinito en cualquier ciudad del mundo.

Me parece especialmente irresponsable decir que se exagera la amenaza terrorista. En estos momentos convergen circunstancias especialmente preocupantes, primero la ausencia de atentados internacionalmente relevantes por parte de los yihadistas en los últimos meses.

Tengamos en cuenta que todos los tipos de terrorismo se alimentan también de la propaganda y del terror que genera un atentado exitoso. Segundo, que hay un cierto relajamiento por la ausencia de atentados. Tercero, se sabe que el yihadismo busca desde hace tiempo, y hasta ahora sin éxito, un brutal atentado simbólico, que sacuda al mundo entero. Por último, se ha detectado la intensificación de la actividad terrorista en diferentes países, y se sabe que, aunque debilitadas, ciertas organizaciones como Al Qaida están redoblando los esfuerzos de reclutamiento en Europa y en otros países de Occidente. En todo caso tengamos presente que hay cuatro zonas que se han convertido en el epicentro terrorista, con creciente inestabilidad y riesgo, primero Afganistán-Pakistán, segundo Yemen, tercero Somalia y cuarto la mega zona, muy cercana a Europa con lo que todo eso lleva aparejado, del Sahel, el feudo de Al Qaida en el Magreb Islámico. Éste no es un lobo, son varias jaurías.