Roma
«Pucherazo en ciernes»
Apareció Helen, las medias rotas, arañazos en las rodillas, sin un zapato –«menos mal que no llevaba los Louboutin que me regaló Harry después de un trabajito en Trípoli», se consoló–; daba penita, tras el fallido intento de escalada a uno de los muros de La Finca para espiar a Mourinho. Tuvo que salir por pies y convencer a su marido de que todo sucedió en acto de servicio. «¡Cariño, te metes en cada fregado!», la reprochó; «pero, mira, ya que buscas emociones fuertes, te sugiero una investigación». Helen le pidió dos horas para reflexionar, tomar un baño relajante, aplicarse esa pomada de veneno de serpiente que le deja el cutis como el culito de un bebé y comer, que estaba desfallecida. Al cabo, apareció solícita y resplandeciente. Aunque halagada porque su marido le proponía una pesquisa, sospechaba, y me llamó. «¡Caramba, Helen, una llamada tuya a las seis de la tarde!», no se dio por aludida, me contó que no descubrió nada de Mourinho, «pero le seguiré mientras viva», aseveró, y que le extrañaba que Harry le encargara una indagación. Se lo aclaré. Conecté con él al saber que Doha y Bakú entraban en la lucha por los JJ OO de 2020 con Madrid, Roma y Tokio. «Otro pucherazo de Rogge –espetó–; descabalgó a Doha de 2016 para lanzar a Río; adujo que no podía celebrar los Juegos en octubre y que sólo tenía un millón de habitantes. Nada ha cambiado, salvo que acogerá el Mundial de fútbol de 2022. Rogge sigue la pista del dinero, como Blatter». Atenta, Helen, ¿vuelven a conspirar contra Madrid?
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