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El Cairo

Mohamed El Shamaa: «Mubarak no soportaría un ‘Hermano' de presidente»

Mohamed El Shamaa: «Mubarak no soportaría un ‘Hermano' de presidente»
Mohamed El Shamaa: «Mubarak no soportaría un ‘Hermano' de presidente»larazon

EL CAIRO- Mohamed El Shama'a, redactor jefe del diario gubernamental Al Ajbar Al Yum, acompañó durante 24 años al ex presidente egipcio Hosni Mubarak en sus viajes oficiales al extranjero, por todos los continentes, y también dentro del país. Cuenta a LA RAZÓN cómo era en el trato personal el «faraón», con el que compartió conversaciones y anécdotas.

-¿Cree que Hosni Mubarak está al borde de la muerte?
-Sin duda, su condición de salud no es buena. Si le desconectaran de las máquinas ahora mismo, se moriría. Su estado ha empeorado mucho desde su condena (a cadena perpetua) y su ingreso en prisión (el pasado 2 de junio). Antes de eso, paseaba, veía la TV, leía la prensa y recibía visitas (en el hospital militar de Maadi, donde estuvo bajo arresto al que volvió el pasado martes por la noche). Personalmente, creo que no puede soportar ver como un Hermano Musulmán, sus grandes enemigos, llegue ahora a la presidencia. La probable victoria de Mohamed Mursi (candidato del grupo islamista) ha sido un duro golpe para él.

-¿Mubarak se morirá entonces antes de ver a otra persona ocupando la presidencia de Egipto?
-Puede ser, tal y como es su personalidad. Es un hombre fuerte, orgulloso, un héroe de guerra (luchó contra Israel en 1973, una de las pocas veces que Egipto cosechó alguna victoria frente al país vecino) y fue presidente durante 30 años. Además, no podemos olvidar el contexto: Mubarak ha sido el primer presidente de la historia de Egipto en ser juzgado, condenado y encarcelado, es algo impensable para alguien que fue intocable durante décadas.

-¿Cómo era el faraón, no sólo como presidente sino también como persona?
-Era un hombre sencillo, le gustaba mucho hablar con la gente y estar en los sitios donde se suponía que no podía estar un jefe de Estado. Por ejemplo, le gustaba comprarse la ropa él mismo, pero no podía hacerlo por razones de seguridad. En algunos de nuestros viajes lo intentó; recuerdo que regateó por unos zapatos de 500 dólares y se los llevó por 100. Le gustaba estar en contacto con el pueblo y la realidad de Egipto, pero la seguridad a su alrededor se lo impedía. Su equipo y su entorno le ofrecían una imagen distorsionada de Egipto. Era consciente, por ejemplo, de que limpiaban las calles y embellecían los lugares que él visitaba. Incluso durante los días de la revolución, le decían que no estaba pasando nada…

-¿Qué hay de cierto en la leyenda que cuenta que Mubarak estaba manipulado por sus hijos y esposa, sobre todo en sus últimos días de su mandato?
-En los últimos 10 años las cosas cambiaron mucho en el seno del régimen y en la familia. Mubarak veía que su esposa Suzanne quería entrometerse mucho en los asuntos políticos y a él no le gustaba. Por ello, la relación se fue tensando y él pasaba largas temporadas en Sharm el Sheij, dejándola a ella en El Cairo. Frente a sus dos hijos, Alaa y Gamal, era bastante débil y no conseguía que no se metieran en sus decisiones, aunque lo intentó. No es cierto que Gamal (que iba a sustituirle en la presidencia) fuera su niño bonito, tuvieron confrontaciones.

-¿Y cuál era y es su relación con el Ejército, que podría estar ahora instrumentalizando su estado de salud?
-A diferencia de lo que se ha hecho creer tras la revolución, su relación es buena, Mubarak es un militar y los generales le guardan lealtad y respeto. Lo protegen por una parte, pero les interesa mantener la incertidumbre y que fluyan los rumores sobre su salud. Las autoridades deberían ofrecer partes médicos oficiales para disipar las dudas, pero eso no ha pasado y hay muchas cosas que no sabemos, y que no se pueden saber.