Caso Faisán

ETA colocó el explosivo de Legutiano para causar «la mayor eficiencia destructiva»

Los peritos no tienen duda: el artefacto explosivo que ETA colocó en una furgoneta en la casa cuartel de Legutiano (Alava) y que acabó con la vida del guardia civil Juan Manuel Piñuel estaba adecuadamente instalado para conseguir que la onda expansiva se dirigiera al acuartelamiento y así causar "la mayor eficiencia destructiva".

La vista oral contra los miembros del comando "Askatun Harizea"Arkaitz Goikoetxea Basabe, Iñigo Gutiérrez Carrillo y Aitor Cotano Sinde ha continuado este jueves con la presencia de varios peritos. El juicio, que iba a quedar visto para sentencia, se reanudará el lunes 29 de noviembre con la prueba documental debido a que la fiscal no ha podido presentar su informe definitivo de conclusiones al sufrir una afonía.

Según el análisis de uno de los peritos que ha comparecido este jueves en el juicio contra los acusados de participar en el atentado perpetrado el 14 de mayo de 2008, los terroristas estacionaron una furgoneta a las afueras del cuartel. Ahí ocultaron bajo una manta un artefacto compuesto por una carga que contenía entre 150 y 200 kilos de amonal. Además, confeccionaron otra bomba, con dos temporizadores, pentrita y clorato, que instalaron en el Peugeot 306 en el que huyeron con la finalidad de calcinar después el vehículo y así destruir todo el material probatorio.

"Este tipo de artefactos utiliza la banda terrorista ETA habitualmente", ha explicado otro perito, que ha añadido que este explosivo estaba además identificado con un anagrama de la organización. Sin embargo, la celeridad con la que actuaron los agentes evitó la destrucción de este automóvil y permitió preservar múltiples pruebas genéticas de los autores del atentado.

El juicio, que iba a quedar visto para sentencia este jueves, se reanudará el lunes 29 de septiembre con la prueba documental debido a que la fiscal no ha podido presentar su informe definitivo de conclusiones al sufrir una afonía. De hecho, han sido las acusaciones de la AVT y la AUGC y el abogado Juan Carlos Rodríguez Segura, que ejerce la acusación particular, los que han formulado la mayor parte de las preguntas.

Durante la sesión, los procesados han permanecido en silencio y atentos a las explicaciones de los peritos, al contrario de lo sucedido en días anteriores, en los que no dejaron de cuchichear.

La matrícula, relacionada con un robo atribuido a ETA
Otros peritos han destacado en el juicio que una de las matrículas localizadas en el lugar de los hechos está relacionada con un robo atribuido a la banda terrorista ETA en una pequeña empresa. Además, ha comparecido una médico forense que ha suscrito que no encontró "lesiones traumáticas"aunque sí contracturas en el reconocimiento que hizo a los acusados.

Por otra parte, otra médico forense ha puesto de manifiesto las lesiones que sufrieron algunos de los afectados por el atentado, entre ellos la guardia civil que este miércoles declaró sentirse "culpable"por no haber estado en la noche del atentado en el cuartel. También ha recordado el caso de un menor que padeció "pánico, insomnio"y "lesiones psíquicas"por las que recibió tratamiento psicológico y bajó su rendimiento escolar durante ese curso escolar y el siguiente.

La fiscal solicita sendas penas de 534 años y seis meses de cárcel para Arkaitz Goikoetxea Basabe y Aitor Cotano Sinde por un delito de asesinato terrorista, 26 delitos de asesinato en grado de tentativa, dos delitos de estragos terroristas, un delito de robo de vehículo y otro de hurto de vehículo; mientras que para Iñigo Carrillo pide 8 años de prisión por colaboración con organización terrorista. Asimismo, reclama una indemnización de 500.000 euros para los herederos del general y el pago de 3.183.212 euros a la Guardia Civil por los daños producidos en el edificio.