Actualidad
El misterio de la mujer por Paloma Pedrero
Toda la vida hemos oído decir a los hombres: «es que no hay quién entienda a las mujeres…». Lo decían públicamente porque ellos eran los que gozaban de la expresión social. Ellos andaban por la calle, los bares, los lugares de labor grupal, hasta en los foros ellos eran los únicos que tenían la palabra. Las mujeres también decíamos que no comprendíamos a los hombres, pero lo hacíamos en casa, con las amigas o vecinas. Seguramente, ellos ni se imaginaban en qué estado de perplejidad vivían sus mujeres. Por fin con el nuevo milenio, y las investigaciones neurológicas a través de la imagen, podemos constatar que el cerebro del hombre y el de la mujer son diferentes. Era de cajón, pero a los viejos investigadores lo que les parecía es que la diferencia venía por el tamaño, y que siendo el cerebro femenino más pequeño, la mujer era inferior. Qué poca perspicacia, madre mía. Pues sí, el cerebro femenino es algo menor, sin embargo tiene exactamente el mismo número de células, agrupadas con mayor densidad en un cráneo más pequeño. El 99% es igual en código genético, pero ese 1% influye poderosamente en cualquier pequeña célula de nuestro cerebro, desde los nervios hasta las emociones. No somos iguales, no señor. Los científicos han documentado una colección de diferencias cerebrales estructurales, químicas, hormonales, genéticas y funcionales que nos confieren diferentes sensibilidades. Las mujeres estamos regadas por el estrógeno, nuestra hormona reina. Las hembras humanas tenemos en el cuerpo una factoría extraordinaria para la gestación de criaturas. Nuestro ciclo hormonal condiciona puntualmente nuestro carácter. Es comprensible, ¿no? También nos da otras estupendas cualidades no demasiado aplaudidas por el otro sexo. Síganme, hablaré de ello.
✕
Accede a tu cuenta para comentar