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Desfile de jueces para dar apoyo moral al juez Ruz

Varios miembros del Pleno que revocó su procesamiento arropan al instructor 

Camacho, ayer, junto a José Bono en la última sesión del Congreso
Camacho, ayer, junto a José Bono en la última sesión del Congresolarazon

MADRID.- El juez de la Audiencia Nacional Pablo Ruz está recibiendo en las últimas horas el apoyo de sus compañeros después de que el Pleno de la Sala de lo Penal revocase el pasado martes su auto de procesamiento del «caso Faisán», echando por tierra su investigación del chivatazo que alertó a ETA de una operación contra su «aparato de extorsión» en mayo de 2006. Paradójicamente, incluso varios magistrados del Pleno («seis o siete», según las fuentes consultadas, de los 14 que adoptaron la decisión) han acudido a su despacho para darle ánimos. «Se le ha trasladado que no ha sido nada personal y que era lo mejor para todos ante la división existente entre los magistrados», aseguraron fuentes de la Audiencia Nacional, que hicieron hincapié en que Ruz «se lo ha tomado mejor de lo esperado».

Con Grande-Marlaska

El instructor del «caso Faisán» abandonó ayer la Audiencia Nacional a la hora de comer junto al juez Fernando Grande-Marlaska, que también se encargó de investigar el «chivatazo», quizá buscando consejo en su compañero sobre la manera de retomar ahora unas pesquisas que el Pleno de la Sala ha considerado insuficientes para procesar al ex director general de la Policía Víctor García Hidalgo, al jefe superior de Policía del País Vasco, Enrique Pamiés, y al ya inspector jefe José María Ballesteros.

Al juez Ruz ya le han trasladado, según esas mismas fuentes, «que no espere mucho del auto de la Sala», que aunque le marcará algunas líneas de investigación, añaden, no va a detallarle los indicios que considera inconsistentes respecto a cada procesado.

A la espera de conocer esa resolución, Ruz parece reacio a dejar en manos de la Guardia Civil las riendas de la investigación (una de las sugerencias que le hará el Pleno en su auto para avanzar en las pesquisas). Además, también tiene muchas reticencias respecto a la posibilidad de llamar a declarar como testigo al ministro del Interior, Antonio Camacho, por sus llamadas a García Hidalgo en las horas clave del «chivatazo». Sobre todo ahora que el Pleno de la Sala ha considerado poco consistentes los indicios contra el ex director de la Policía y los otros dos imputados.

Por lo pronto, todavía deberá esperar unos días para tener el auto en sus manos. El ponente –el magistrado José Ricardo de Prada, que se pronunció a favor del archivo del caso al no apreciar la existencia de delito alguno– comenzará a redactar la salomónica resolución la próxima semana.

Su labor será ardua, pues deberá hilar muy fino para no levantar ampollas y hacer tambalear una unanimidad sostenida por alfileres, dadas las opiniones divergentes existentes en el Pleno sobre el «chivatazo» (sofocadas gracias a la tercera vía por la que finalmente se decantaron los magistrados en un ejercicio de escapismo jurídico). En esa resolución, además, se intentará no cargar las tintas y ofrecer a Ruz una salida airosa para endulzar el varapalo.