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El tamaño sí importa por Jesús Fonseca

La Razón
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Quien lo dice es el ministro de Hacienda: «El tamaño de las naciones claro que importa». No es lo mismo una nación chiquitina que una grande. Para nada. Como tampoco es lo mismo un gobierno autónomo juicioso que uno manirroto. Ahora resulta que las autonomías tienen la culpa de todo. Que la llave de acceso a los mercados depende de ellas. Y no es verdad. Como tampoco lo es que esto se resuelva sólo con austeridad. Se ve en la calle. Se palpa. La orto­doxia fiscal no lo es todo. Nos hacen falta otras certezas. Las necesita­mos, más pronto que tarde, para no morirnos de pena, penita pena. Otra cosa muy distinta es el control del gasto. Cosa muy diferente, tam­bién, que nos hayamos pasado de frenada –algo muy español, por otra parte– y nos esté costando tomarle el pulso a los asuntos. No estoy de acuerdo con que la España autonó­mica no aguante más. Hay un auto­nomismo útil que podemos y debe­mos preservar. Lo que no se sostie­ne es que algunos gobiernos auto­nómicos rebasen con creces lo que se pueden permitir. Que su capaci­dad productiva real no cuente, ni de lejos, a la hora de gastar a troche y moche. Es esto lo que no aguanta. Lo que hay que corregir sin contem­placiones. Y mejor será que nos atrevamos de una vez por todas. Las cosas son lo que son, no lo que inte­resa que sean. Pero es que, además, no sólo las autonomías tienen arte y parte en esta penuria. ¿Por qué casi nadie habla del desgobierno del Estado? No cabe el desorden en las cuentas, desde luego. Pero en nin­guna. El desbarajuste, al final, lo pagamos todos a precio de oro. A todos nos conviene el rigor, pero no el rigor mortis, que es muy otra cosa. Medios, sí. Pero bien adminis­trados. ¿Qué hacemos? Pues po­nernos manos a la faena, desde el convencimiento de que «el único camino es ese proyecto común que se llama España». El único, también, fiable. Sólo unidos podemos regre­sar al crecimiento y la creación de empleo. Levantar España.