País Vasco
ETA no está contenta
Los terroristas llamarán a capítulo a los responsables de Batasuna para marcar la estrategia
El resultado de las elecciones no puede ser más desolador. Una formación, que, se disfrace como quiera (lo de vampiro, ahora que se acerca Halloween, no les queda mal), es el brazo político de ETA, ha obtenido 21 escaños y se ha convertido en la segunda fuerza del País Vasco. Y lo ha logrado sin que la banda se haya disuelto, entregado las armas, pedido perdón a las víctimas o, por qué no decirlo, devuelto el dinero que robó a los empresarios mediante el chantaje del «impuesto revolucionario».
¿Cómo va administrar la banda estos resultados? Si se analizan con frialdad, y se comparan con los obtenidos cuando Batasuna, o alguna de sus pantallas, se presentaron a los comicios autonómicos, tampoco suponen un gran triunfo, toda vez que ahora van en coalición con varios partidos, entre ellos Eusko Alkartasuna y Aralar.
Otra cosa es que los proetarras hubieran alcanzado 26 escaños, como se decía en los primeros momentos de la noche electoral, pero 21 está en el límite de lo admisible. Los «batasunos» podrán brindar, proclamarse los «reyes del mambo» o lo que se les ocurra, pero saben que en la banda, al menos a nivel interno, no les felicitarán, ya que no pueden condicionar al PNV, su gran enemigo de siempre.
Los cabecillas van a poner en marcha, en cualquier caso, la parte del «cronograma» previsto para estos momentos, con los presos como gran referencia. Pero no tienen la seguridad de que vayan a sacar adelante sus iniciativas, al menos de la manera que les hubiera gustado.
Aunque será difícil conocerlo al momento, ETA llamará a capítulo a los responsables de Batasuna para plantear la estrategia a seguir en esta legislatura.
Además de los presos, está el asunto de la negociación. En ambos temas, pueden obtener, puntualmente, un apoyo, más testimonial que real, del PNV, que tiene 27 escaños, seis más que ellos. Por ello, tampoco en este terreno, los terroristas tienen garantizado un frente con el que forzar al Gobierno de Rajoy a sentarse en una mesa de conversaciones.
Es complicado saber lo que pasa por la mente de los pistoleros, pero cuando, al comienzo del «proceso», pactado con nacionalistas y socialistas durante la anterior legislatura, dejaron claro que no se iban a disolver, debían tener en la cabeza que su brazo político, por más que les pintaba el mundo de un separatismo victorioso, no se iba a salir con la suya.
Ahora, es verdad, 21 «bildutarras» aposentarán sus traseros en los escaños del Parlamento de Vitoria, mientras los presos siguen en la cárcel; los llamados «refugiados», continúan sin poder volver al País Vasco; y la banda se mantiene en la clandestinidad, a la expectativa. No es una situación cómoda para los de Batasuna y si el PNV está a la altura de las circunstancias, debería ser verdaderamente incómoda. Los de Urkullu no deben olvidar que uno de los objetivos del «proceso» era quitarles la hegemonía del nacionalismo vasco.
ETA no tardará en hacer público un comunicado con su valoración de los comicios. En el último criticaba a Batasuna, por la falta de resultados. Los terroristas no se andan con medias tintas, sobre todo cuando ya no tienen nada que ganar en el plano institucional, por lo que cabe esperar posturas de dureza y exigencia.
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