Nueva York

YSL: yo maté a la alta costura

Una muestra de la Fundación Mapfre recorre las cuatro décadas de Yves Saint Laurent en la moda, desde sus inicios en Dior a los grandes iconos de su firma: el esmoquin femenino, la sahariana...

YSL: yo maté a la alta costura
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MADRID- Enero de 1958. Un joven de aspecto desvalido, gafas de concha y pulcro peinado se asoma a la avenida Montaigne desde la balconada de la «maison» Dior. Saluda triunfal tras cosechar un excepcional éxito con su primera colección para la popular casa del «New Look» y sonríe enigmático a los paparazzi. Aquel muchacho de apenas 20 años, repentina esperanza de la alta costura, contribuirá decisivamente sin embargo a su voladura. En dos décadas, Yves Saint Laurent mata al «padre» y le da un nuevo estirón a la historia de la moda.

De eso, del camino recorrido desde el fin de la era de los grandes «couturiers» hasta la actual industria del «fashion», trata la retrospectiva que la Fundación Mapfre dedica al maestro francés. Cerca de 200 piezas, entre vestidos de alta costura y «prêt-à-porter», patrones, fotografías y filmaciones ilustran la aportación decisiva de YSL al arte de su convulso medio siglo, del que no quiso renunciar. «Saint Laurent me dijo: si la moda sólo sirve para vestir a mujeres ricas, me retiro». Habla Pierre Bergé, socio y pareja de YSL desde los inicios de su carrera y actual gestor de la Fundación que lleva el nombre de ambos. Con él emprende en los sesenta la aventura de «modernizar la moda», si tal cabe.

Adiós a Dior
Esa disciplina, que es por definición cambio y ruptura, se acelera incomprensiblemente en dicha década: irrumpe el «prêt-à-porter», la minifalda de Mary Quant, las modelos filiformes... Balenciaga, desengañado, echa el cierre a su casa y clausura de un plumazo la gloriosa era de Worth, Poiret o Dior. Es la hora de Saint Laurent: abandona Dior y crea su firma, YSL Rive Gauche (1966).

Allí, en la margen izquierda, la de los heterodoxos, este «enfant terrible» comienza a dialogar con el arte de su época, con Warhol y Buñuel, Picasso y Mondrian.

La emancipación de la mujer
Ya no se trata de vestir a la mujer, sino de a qué mujer vestir. Llueven las críticas y los elogios a partes iguales sobre el atelier de YSL y el maestro comienza a legar iconos ya irrefutables de la moda del siglo XX: el esmoquin femenino, la sahariana, el mono, el vestido Mondrian... Bergé, en Madrid para la inauguración de la exposición –en la Fundación Mapfre, hasta el 8 de enero de 2012–, explica por qué Saint Laurent no podía ser ni un Balenciaga ni un Christian Dior: «A diferencia de los grandes sastres, sólo él, y antes que él Chanel, se interesaron por los problemas sociales de la mujer y desertaron del estetismo a favor de penetrar en la vida». YSL, resentido como Coco, visceral y de vida desordenada –alcohol, desarreglos psiquiátricos...–, es considerado el moderno «libertador» de la mujer. «Él creó el guardarropa de la mujer de su tiempo; se interesó por la mujer activa, que trabajaba, que conducía...», afirma Bergé.

YSL, que acabó con el viejo concepto de la alta costura, la vivificó al mismo tiempo, haciéndola más accesible. «¡Abajo el Ritz, viva la calle!», fue su lema durante los convulsos sesenta y setenta. Su estilo, no siempre comprendido por la crítica, caló en las aceras y cautivó a numerosas «celebrities», entre ellas Lauren Bacall, la Duquesa de Windsor y, por supuesto, Catherine Deneuve, a quien arrebató tras su colaboración en «Belle de Jour» (Buñuel). En 1971, da otro golpe de mando en las pasarelas: impone el retro (hoy tan en boga) y horroriza a los expertos. «La colección más fea de París», clama la Prensa. Son tiempos de «épater le bourgeois». París lee a Sartre y canta a Gainsborough; se busca la playa bajo el adoquín. YSL se hace fotografiar desnudo por Jeanloup Sieff para el lanzamiento de su perfume Opium. Sólo hacia el final se permite un regreso nostálgico a los vestidos de noche, a la escenografía más pura de la alta costura, inspirado en los melodramas de Visconti.


Puntada a puntada
- 1936: nace en Orán (Marruecos).
- 1955: ingresa en la casa Dior, que le designó como su sucesor.
- 1958: conoce a Pierre Bergè, al que permanecerá unido el resto de su vida.
- 1966: diseña su primer esmoquin femenino, una pieza que se convertiría en su emblema. Abre su primera boutique «prêt- à porter».
- 1971: la Colección 40, inspirada en la época de la guerra, provoca un escándalo entre la Prensa, aunque acaba triunfando en la calle.
- 1971: lanzó su primer perfume masculino. Posó desnudo para Jeanloup Sieff en una imagen promocional.
- 1983: primera retrospectiva de un autor vivo en el Metropolitan de Nueva York.
- 2002: decide retirarse del mundo de la moda.


- Cuándo: Hasta el 8 de enero de 2012.
- Dónde: Instituto de Cultura de la Fundación Mapfre. Madrid.
- Cúanto: Gratis.