Cataluña
Una parte y no el todo por Carmen Gurruchaga
El lío autonómico está agotando a la ciudadanía y los políticos no estarían respondiendo de manera satisfactoria, según la encuesta publicada por el CIS. El despilfarro de las comunidades y ayuntamientos, responsables en gran medida del déficit del Estado, ha provocado que muchos españoles deseen la recentralización del país. Hasta el punto de que casi cuatro de cada diez quieren suprimir las autonomías o reducir sus competencias y casi un 70% prefiere un modelo de Estado con igual o menos autonomía que la actual. De momento, como adelantó LA RAZON el jueves pasado, el Ministerio de Hacienda pagará directamente las deudas de las autonomías que pidan el rescate y así evitará que ese dinero se destine a un fin diferente del pretendido. Es decir, la ayuda tendrá un objetivo finalista y una condición: el cumplimiento del déficit pactado. En medio de esta confusión, los nacionalistas catalanes han conseguido colar fuera de esa comunidad su discurso patrimonialista, según el cual todos los catalanes son nacionalistas y, ahora, independentistas, y el que no lo sienta así es que no es catalán. Pero la realidad no es ésa, pues una parte de los ciudadanos que habita en esa comunidad se sienten solamente catalanes; otra, sólo españoles y los hay que se sienten catalanes y españoles al mismo tiempo. Porque hablamos de un sentimiento y ya se sabe que en el mundo de los sentimientos es muy difícil introducir la racionalidad. Pero sí se puede dejar claro que los nacionalistas son una parte y no el todo en Cataluña, que existe un tanto por ciento muy elevado de catalanes que no son separatistas, pues desean seguir formando parte de España y, consecuentemente, que los no nacionalistas, a los que se le ha hurtado la voz, han de ser tan respetados como los nacionalistas.
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