Ciencias humanas
En busca del «supercerebro»
Los Premios Príncipe de Asturias de Investigación aseguran que tenemos capacidades suficientes para alcanzar ese intelecto privilegiado, pero no lo educamos
Lo más cercano es lo más lejano. Y el cerebro, donde reside la inteligencia, los cimientos de la conciencia, continúa siendo un misterio. Tres científicos, Joseph Altman, Arturo Álvarez-Buylla y Giacomo Rizzolatti, los tres Premios Príncipe de Asturias de investigación Científica y Técnica, han abierto la puerta para que nosotros mismos dejemos de ser los grandes desconocidos.
Sus trabajos han demostrado que el cerebro adulto regenera células del sistema nervioso en algunas zonas (el hipocampo, por ejemplo). Un camino que comienza a explorarse para curar enfermedades como el alzhéimer. Pero, si en el futuro pudieran repararse esas células, ¿podría crearse un «supercerebro»? «Es ciencia-ficción, todavía. De momento, tenemos capacidades suficientes para alcanzar ese supercerebro, –asegura Joseph Altman–, pero no lo educamos».
En cuanto a si podríamos generar más neuronas, el experto señala que «tenemos más de las que usamos de manera habitual. Se requiere una buena educación, mantener una mente más abierta. Hoy vivimos más que hace 10 años. Deberíamos aprender a aprovechar mejor el cerebro que tenemos». Álvarez-Buylla insiste en que los resultados de sus trabajos ayudarán «a proteger de efectos negativos el cerebro, prevenir el envejecimiento». Para él, en este momento, por el impacto como internet o el móvil, «el cerebro está cambiando, modificándose». Es decir, se está adecuando a la época. «No hay más que ver cómo los niños se han acostumbrado rápidamente a la tecnología».
«Brain training»
Si eso tiene consecuencias negativas o no, depende de las personas, más que de las herramientas que usamos. «Nuestras abuelas hacían las cuentas de cabeza. A nosotros nos cuesta. Es pérdida de entrenamiento», asegura Álvarez-Buylla.
Uno de los retos para los científicos es si, próximamente, podrían reorganizar los circuitos del sistema nervioso. Una posibilidad que podría potenciar las posibilidades del cerebro. Pero mientras, se conforman con ir desentrañando sus secretos. «Ya conocemos que existen estructurales cerebrales que son responsables de la agresión y el odio. Son unas estructuras que aparecen también en reptiles y que forma parte de nuestra herencia evolutiva. No hay duda de que existe una base neurológica para la agresividad», comenta Altman. Las enfermedades mentales es uno de los caballos de batalla de la Medicina. Altman, que confirma lo perjudicial que resulta el alcohol para las neuronas, subraya que la esquizofrenia, como otros males que aquejan esta parte del organismo, tiene un origen físico. «Aunque todavía no lo puedo demostrar, todas las enfermedades mentales son neurológicas. No puede funcionar la mente sin actividad en el cerebro. Habría que investigar este punto más».
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