Fuenlabrada

«Mamá sabes si voy a perder la pierna»

El joven, colombiano de 20 años, volvía a las ocho de la mañana de pasar la noche de fiesta en bares de La Cubierta.

«Mamá, ¿sabes si voy a perder la pierna?»
«Mamá, ¿sabes si voy a perder la pierna?»larazon

Ronald es un deportista nato. Trabaja en una empresa de reciclaje recogiendo cartones de hoteles y centros comerciales de Madrid, pero juega al fútbol cada vez que puede. Siempre ha sido su gran pasión y ahora no sabe si podrá volver a practicarlo. Por eso Diana, su madre, no entendía durante la tarde de ayer cómo había podido ocurrirle tal tragedia a su hijo pequeño.

 

«Es que sólo tiene 20 años. Es un chico sano y deportista... No es justo. Y tiene una niña lindísima en Colombia...». Ronald Bedoya, de nacionalidad colombiana y padre desde hace cinco años, había sufrido la semiaputación de su pierna izquierda apenas diez horas antes tras caer en el espacio que hay entre el vagón y el andén en la parada de metro de Casa del Reloj, en Leganés.

«Los médicos me han dicho que puede perder la pierna... Yo no quiero asustarle pero no se si debería decírselo», se preguntaba la mujer, en medio de un llanto incontrolable. Todo eran dudas ayer a las puertas de Urgencias del 12 de Octubre. El sofocante calor que castigó la capital no ayudaba a serenar a Diana. A las 10:30 la llamaron al trabajo para comunicarle la noticia. Se acercó al hospital tratando de asimilar algo de las palabras que había escuchado. Cuando llegó, su hijo estaba sedado y no pudo hablarle. Por la tarde, en cuanto entró por la puerta de la UCI, Ronald le preguntó: «Mamá, ¿voy a perder la pierna? No la siento, es como si no la tuviera». «No supe qué decirle», explica la mujer, mientras clama con la mirada que alguien le explique lo inexplicable de un accidente. Los médicos no quieren apostar de momento por nada. Ronald no ha perdido la pierna pero ha sido necesario la implantación de una prótesis que, en las próximas horas, su cuerpo aceptaá o rechazará.

 

Quién le iba a decir que su salida nocturna el pasado viernes por la zona de copas de La Cubierta acabaría en el hospital. Había quedado con unos amigos de Getafe con los que suele jugar al fútbol y con unas chicas. Ellas se fueron a casa antes pero los jóvenes siguieron la juerga hasta bien entrada la mañana de ayer, ya que esperaron hasta las ocho de la mañana (una hora más tarde desde que Metro Sur abre sus puertas) para coger el transporte público y volver a casa. Los amigos a Getafe y él a Fuenlabrada (unas cuantas paradas más que sus compañeros). Se decidían a coger el suburbano en la parada de metro de Casa del Reloj (en el andén con dirección Julián Besteiro, justo el que no tiene mamparas protectoras).

 

La estación se encuentra apenas a 20 metros de la zona de copas. Sin embargo, no llegaron a cogerlo. Sabían que no les daba tiempo, porque cuando llegaron a la altura del convoy, las puertas ya estaban cerradas. Aún así, se pegaron la carrera, entre risas un poco ebrias, para intentar cogerlo. Ronald se apoyó en uno de los vagones y acabó cayendo entre el espacio que hay entre el vagón y el andén, según una portavoz de Metro de Madrid. Ambas piernas se le quedaron encajadas y, antes de que consiguiera salir, el convoy se puso en marcha y le arrastró con él. Apenas avanzó unos metros porque el conductor paró enseguida al percatarse de la situación y ni siquiera llegó a salir de la estación. Ocurrió a las 8:10 de la mañana. Al lugar del accidente acudieron los sanitarios del Summa, que comprobaron que el joven había perdido muchísima sangre –cerca de dos litros– y, tras estabilizarlo, lo trasladaron en estado grave al 12 de Octubre, donde fue intervenido de urgencia. Su pronóstico es estable y permanece ingresado en la Unidad de Ciudados Intensivos. Las próximas horas serán cruciales para saber si el chico conservará la pierna. Su familia, por su puesto, no pierde la esperanza.