Crisis en el PSOE

Supercrisis

La Razón
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Esto se llama dar un auténtico pelotazo político. El presidente del Gobierno dio ayer lo que podemos considerar un fuerte golpe en la mesa. Un golpe que ya veremos qué efectos políticos tiene, pero que desde luego hay que reconocer que significa un cambio en la presente Legislatura. Un cambio cualitativo que puede tener muchas ramificaciones.
Zapatero lo tenía guardado y bien guardado. Es más, el pasado domingo en Ponferrada fue muy claro: el miércoles será la crisis de Gobierno y sólo afectará al Ministerio de Trabajo. Nada más lejos de la realidad. El presidente necesitaba hacer algo; se lo reclamaban los barones, se lo pedían los militantes y nadie ponía en duda que o reaccionaba o el hundimiento iba a ser inmediato.
Nunca he evitado la crítica al Gobierno y a su presidente. Creo que forma parte de la obligación del análisis político. Pero al mismo tiempo esa obligación nos tiene que llevar a reconocer y explicar que cuando Zapatero juega bien sus cartas lo hace con una maestría que termina dando los resultados que quiere.
En estos momentos en que el Gobierno ofrecía una imagen lastimosa y deteriorada como nunca, el presidente ha hecho un requiebro que ha cambiado el paso de la Legislatura. Desde ahora podemos estar seguros de que las cosas van a ser diferentes. ¿Mejor? ¿Peor? Es imposible saberlo. Lo que sí sabemos es que Zapatero ha cogido el toro por los cuernos y que previsiblemente pretende presentarse como candidato en el año 2012. Zapatero ha dicho este miércoles, con este cambio en su Ejecutivo, que quiere jugar el partido hasta el final y que no tira para nada la toalla.
Esta claro que es un Gobierno con mucho más peso político con Pérez Rubalcaba y Ramón Jáuregui como su principal guardia pretoriana en Moncloa, con el futuro del País Vasco y del terrorismo etarra como principales objetivos. Mantiene todo el tono radical de su Gobierno en las políticas sociales colocando a Leire Pajín en el Ministerio de Sanidad e Igualdad. Hace un guiño al mundo sindical poniendo a Valeriano Gómez en Trabajo. Y recompensa la fidelidad de Trinidad Jiménez nombrándola ministra de Exteriores. En fin, una crisis seria y profunda que se complementa nombrando a Marcelino Iglesias secretario de Organización del PSOE en un gesto claro de que quiere poner orden en la calle Ferraz.
Zapatero ha quemado todas las naves. Es el Zapatero de siempre, es verdad, pero ha reaccionado y ahí reside la principal novedad. Ha callado muchas bocas y ha enterrado muchas críticas. Hay que reconocer detrás de esta crisis una jugada maestra de un presidente que se ha agarrado a lo seguro para sacar adelante su futura candidatura. La Legislatura ha cambiado. Y ahora el Partido Popular tiene que reaccionar. Ya no es suficiente con esperar y pensar que la derrota de Zapatero es segura. Todo es distinto y hay que recordar que el Gobierno es quien pierde elecciones, pero también es quien las gana.