45000 euros por un beso de Felipe y Letizia por Jesús MARIÑAS

Ha sido el mejor trofeo de la tristítisma Copa del Rey de vela anoche clausurada en Palma. Documento excepcional reflejador de ternura, testimonio del amor entre los Príncipes de Asturias, algo que nadie había podido captar hasta ahora y que sorprendió a sus propios autores, Gustavo González y Europa Press, que han tenido que compartir el acierto, por cierto nada fácil al hacerse en uno de los embarcaderos del Náutico palmesano cuando el Príncipe volvía de regatear y Letizia lo recibió a pie de barco. Fue el momento, el segundo en que se dan un beso en la boca como la mejor de las bienvenidas. Ese oportunismo merece que «Hola» haya pagado 45.000 euros por una sola foto. Pero es de lo más expresiva y la veremos a partir del miércoles. El otro gran descubrimiento ha sido que el marido de la Esteban ha revelado a dónde iban de crucero. Ella mantiene lo contrario y anteanoche insistió en ello eliminando a su entorno del posible cante, pero aunque exculpe a su gente parecen existir datos irrefutables que unen a su esposo Fran no sólo con los informadores Aurelio Manzano y Alberto, y, acaso también, con Toño Sainz, su entregado y sugeridor representante, y Kiko Matamoros, que comparte con él más de una contratación. Así está de enterado. Más se perdió en Cuba, pero ella ya se cree la reina del universo, además de princesa del pueblo. Exagera, despepita, desmadra y sublimiza cuanto le acontece. Y mientras, arremete contra los que osan mentar a su hija y ha puesto contra el paredón judicial a 16 de los que osaron citar a la niña. La rehecha arremete contra quienes años atrás la elevaron, y bien que se arrepienten, al podio soberbio que actualmente ocupa creyéndose «la más»: Ana Rosa Quintana, su «creadora» televisiva, es una de las afectadas por estas denuncias. Autoconsiderándose víctima de la popularidad, emborrachada por lo que cree adoración colectiva y manipulada profesionalmante, parece caminar hacia su autodestrucción. Tiene atemorizada a una Paz Padilla que no acaba de creerlo y acalla rotunda a un perplejo Jorge Javier Vázquez, sólo culpable en la medida que le permite la dirección de «Sálvame». Con estas 16 querellas tiene elementos inéditos y recién acuñados para mantenerse combativa en las ya declinantes tardes de Telecinco. Sólo le faltaba el más que posible entuerto casero. Aunque me extrañaría que el hasta ahora discreto sufridor se dejase tentar económicamente cuando, tiempo atrás, rechazó un talón en blanco de «Hola» o aparecer en «DEC» cuando casi había firmado.