Afganistán
Chacón quitó los honores para adaptarse al «pluralismo»
Los populares reprochana la ministra el apagón informativo sobre los ataques a nuestras tropas en Afganistán.
MADRID- La respuesta fue tibia y simple. La ministra de Defensa, Carme Chacón, eludió los ataques de la oposición en el Senado con una táctica a la medida. Eso sí, un tanto hueca de contenido. Y es que limitar el cambio del Reglamento de Honores Militares a un simple ajuste a los «tiempos de pluralismo», se antoja, cuanto menos, discutible. Es más, reiteró que los soldados están obligados a rendir «respeto» a los símbolos religiosos, pero «no honores». Y matizó que ese privilegio sólo le corresponde al Rey, a la Familia Real, a las autoridades civiles y militares, y a la bandera nacional.Desde el PP, las críticas fueron directas. El senador popular por Toledo, Agustín Conde, acusó a Chacón de ser «digna representante de su Gobierno» por su «mezcla de incompetencia, mentira y sectarismo». Además, le recordó que, según la ley vigente, y pese a que España es un estado aconfesional, se han rendido honores en determinadas celebraciones religiosas.También aludió a Felipe González que, en 1984 y respaldado por 202 escaños, decidió que la aconfesionalidad del Estado y la rendición de honores militares en actos religiosos no eran incompatibles, a tenor del artículo 16.3 de la Carta Magna. Así, acusó a la ministra de Defensa de crear «un conflicto allí donde no lo había». Por no hablar de que hay temas más preocupantes sobre los que centrarse, a juicio de Conde, como «defender mejor a los pesqueros en Somalia» o a la «Guardia Civil en Gibraltar».Pero este lance de acusaciones cayó en saco roto. Chacón había llegado con la lección aprendida: «Ustedes fueron primero a buscar votos a la cola del paro y ahora han decidido ir también a buscar votos a las fiesas religiosas». Asimismo, concluyó que los honores militares deben quedar reservados a los «símbolos que son de todos», en definitiva, los que marcan los tiempos. Y todo apunta a que los católicos no están de moda.Fervor religiosoY, tras recordar que los cambios se adoptaron de acuerdo con la vicaría castrense, aseveró que la rendición de honores no hace «de más ni de menos» una fiesta religiosa. Es más, a su juicio, un católico no necesita «un arma o una bandera» para mostrar su fervor religioso.Hasta aquí el primer round. El segundo llegó de la mano del portavoz de Defensa del PP, Ovidio Sánchez, que acusó a Chacón de «ocultación y falta de transparencia» sobre lo que está ocurriendo en Afganistán. Y es que, a su juicio, la ministra no da información sobre los repetidos ataques que sufren nuestras tropas.Un hecho negado por Chacón, que reconoció que los soldados «corren a diario serios riesgos» y que es la ministra que más ha informado en el Congreso. Es más, hizo referencia al spot de un soldado que narra un combate. Pero, de los otros 59 ataques... nada. Y tras calificar de «ridículo» lo que decía el PP, quiso aclarar que desactivar un artefacto no es un combate.Nuevo Museo del EjércitoPrevio a su comparecencia en el Senado, la ministra visitó la sede de la Real Academia de la Historia con motivo del acto de entrega de los textos históricos revisados por esta institución para el nuevo Museo del Ejército, y que le fueron entregados, de forma simbólica, por su director, Gonzalo Anes. El nuevo museo, ubicado en el Alcázar de Toledo y que se inaugurará el 23 de junio, será uno de los tres más importantes del mundo gracias a «la singularidad de su emplazamiento y a la calidad de las piezas que exhibirá», según Chacón. Con este trabajo, la titular de Defensa afirmó que se retoma una «relación que nunca debimos perder» y que va a ayudar a «fortalecer» ambas instituciones.«Es una operación de camuflaje»«Sesenta ataques es una guerra y van a tener que reconocerlo». El rechazo al secretismo de Defensa sobre Afganistán sigue aumentando entre los militares. Quien habla es Leopoldo Muñoz, presidente de la Asociación de Militares Españoles (AME), que destaca que «el titular de Defensa tiene que comparecer y dar una relación, si es posible diaria, de lo que allí ocurre». Sobre el secretismo, hace hincapié en que «se trata de una operación de camuflaje para evitar que les afecte negativamente». Y avisa de una cosa: «Si no se ha bajado la seguridad de los vehículos del presidente o de los políticos, que con la de los militares tampoco se haga», informa F. C.
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