Campaña electoral

Un despropósito

La Razón
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A gritos de «menos inaugurar y más trabajar» recibían los liberados sindicales a Esperanza Aguirre y a todo el que se acercaba a la inauguración del hospital de Torrejón. ¡Cómo si poner en marcha un hospital fuera coser y cantar! Esta osadía demuestra dos cosas: desconocimiento del significado y contenido de la palabra trabajo y la constatación de que las protestas son de carácter político. ¿O es que inaugurar un hospital público que redunda en el bienestar de todos los ciudadanos, es perjudicial para los intereses de los madrileños? ¿O es que ahora la creación de mil puestos de trabajo es considerado por los sindicatos como destrucción de empleo? Un sin sentido y un despropósito que debería llevar a los partidos de la izquierda a pensar a quién benefician y a quiénes perjudican estas actuaciones.
El estrés y los nervios en campaña son normales y más cuando las encuestas y la palpitación de los ciudadanos pronostican que las van a perder. Pero cuidado con abusar de los excesos que rayan en el ridículo porque a los ciudadanos ni les gusta ni lo entienden. El derecho de huelga se debe respetar pero no alentar. La confianza cuando se pierde cuesta mucho recuperarla. ¿O tan desnortados andan los agentes sociales y los socialistas, unos convocando las protestas y otros alentándolas, que creen que cuanto más grande es el despropósito mayor es la confianza?