Cataluña
Baleares como modelo
Si alguna comunidad autónoma puede ponerse como ejemplo de gestión responsable en medio de enormes dificultades, ésa es la balear, que gobierna desde hace casi año y medio el popular José Ramón Bauzá. Como él mismo recordó ayer en «Los Desayunos Autonómicos» de LA RAZÓN, heredó del anterior Gobierno pentapartito que presidían los socialistas una Administración con una deuda superior a los 4.480 millones de euros, además de otra oculta en facturas sin pagar que rebasaba los 1.500 millones; el número de empresas públicas ascendía a 180, que engullían más de 500 millones de euros anuales; y el déficit, lejos del objetivo comprometido, se había disparado hasta el 4,5% del PIB regional. Pues bien, desde junio de 2011 hasta ahora, Bauzá ha puesto en marcha reformas estructurales profundas, ha reducido de 14 a 6 las consejerías y de 66 a 31 las direcciones generales; ha suprimido más de cien empresas públicas, ha empezado a pagar las facturas pendientes y está empeñado en cumplir con el 1,5% de déficit fijado por el Gobierno de la nación. En resumen, el presidente balear se ha arremangado y se ha puesto manos a la obra para devolver a las islas racionalidad en la gestión y posibilidades de crecimiento. No es casual que la comunidad balear sea la segunda que más contribuye a las arcas del Estado, que es lo mismo que aportar a la solidaridad interregional. Por eso mismo, tiene razón Bauzá cuando exige a cambio que el Estado también contribuya a mejorar la financiación, de modo que el esfuerzo de una se vea compensado por éste mediante inversiones en infraestructuras. Parece razonable, y llegado el momento de revisar el sistema de financiación autonómica no cabe duda de que la voz de Bauzá será de las más autorizadas. En todo caso, el presidente balear ha querido dejar claro que la fórmula que se adopte debe ser fruto del consenso general y ha de beneficiar al conjunto de España. No es baladí esta invocación al interés general. En un momento en que la marea nacionalista pone en cuestión los lazos solidarios que anudan a los españoles, Bauzá no duda en proclamar que la unidad de España es incuestionable y que a los separatistas hay que atajarles sin ceder un milímetro. En consecuencia, rechaza la mistificación de los «países catalanes» en la que los nacionalistas incluyen a las Islas Baleares porque «somos parte de España y nunca perteneceremos a eso». Gracias a la congruencia y claridad de Bauzá, el PP puede presentarse legítimamente como un partido que defiende lo mismo y tiene idéntico discurso en todas las comunidades autónomas, coherencia que no todos los partidos pueden ofrecer, como se está viendo en Cataluña. No cabe duda de que el dirigente balear se está revelado como un gestor eficiente y se ha consolidado como un firme puntal del PP.
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