Murcia
PSOE versus PSOE
Como ya dije en una Cresta del Gallo anterior, la elección del cargo para la secretaría general del PSOE se iba a dirimir entre los territorios y las empatías, entre el aparato y sus respectivas baronías y los mensajes de renovación que todos pedían a la mañana siguiente de las elecciones del 20-N, tras el monumental batacazo del proyecto representado por Rubalcaba y del que tampoco estaba libre de culpa la catalana, Carme Chacón. También dije que la ausencia de debate interno, tan reclamado por las bases socialistas y la militancia en su conjunto, respondía más a las intenciones del aparato por abrir ese melón que a la carencia de ideas, que las tienen y muy buenas cuando se lo proponen. Además, el PSOE acudía a su cita sevillana para buscar el relevo de Zapatero al frente de la secretaría general más con la intención de no molestar al aparato que de refundar sus mensajes, tras la mayor derrota electoral que le conoce en democracia. Luego la clave de ese congreso no era quién se ponía al frente del aparato, sino de qué familia o grupo interno. La sucesión respondía más a la retención del poder interno que no al debate ideológico que era lo que demandaban los militantes. Y así ha sido. El relevo de Zapatero recae sin lugar a duda en una determinada baronía, la misma que retuvo para sí la cabeza de cartel en las generales del 20-N, luego la jugada interna no era la sucesión como consecuencia de una derrota que exigía una renovación de caras e ideas, que era lo que demandaban los militantes y votantes socialistas, sino quién seguía mandando en el PSOE en los próximos años. Es decir, no se trataba de abrir las ventanas para airear la casa, sino de cerrarla a cal y canto para que todo siguiera en su sitio. Ayer mismo, Rubalcaba no pudo ser más preciso al afirmar que lo que buscaban no era otra cosa que aparentar un cambio para que nada cambiara, y con eso es con lo que vivirá el PSOE durante largo tiempo. El único o posible cambio que podía producirse lo representaba Chacón, que se enredó en un discurso mitinero impropio de una futura secretaria general, lo que le llevó de nuevo a probar la cicuta del aparato dominado por los barones, todos ellos hombres, por cierto. En Murcia ganó también Rubalcaba y, especialmente el «clan Tovar», que tras rescatar a la soldado González Veracruz abre las puertas a esa familia para dominar el partido en esta Región, con la hija o el padre delante o detrás de todas las decisiones que se adopten. Y, al igual que en Murcia, el resto de territorios «rubalcabistas» acabará por barrer más antes que después a los seguidores de Chacón, cuya cara era un poema tras hacerse público el resultado. Alea jacta est…
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