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Otros tiempos la misma historia

Han pasado 21 años desde la última vez, y 75 desde la primera, pero las cinco finales entre Madrid y Barcelona reflejan que nada ha cambiado

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Madrid- Es muy posible que a Cristiano Ronaldo los nombres de Ricardo Zamora, Eugenio y Lecue no le suenen a nada; y seguramente a Messi le digan poco los de Escolá, Rexach o Zaldúa. Las dos grandes estrellas de la actualidad protagonizarán mañana el sexto capítulo de una historia que se empezó a escribir el 21 de junio de 1936, con la primera final de Copa entre el Real Madrid y Barcelona. Ha pasado mucho tiempo, los sistemas de juego han variado y los medios periodísticos para contar y leer lo que sucede en estos partidos se han transformado radicalmente, pero todo lo que rodeó a los cinco clásicos coperos suena muy actual.

En el siglo XXI son Casillas y Valdés los que salvan a sus equipos con sus paradas, algo que hizo Ricardo Zamora en el minuto 80 de la final de la Copa de la República de 1936. El Real Madrid iba por delante, pero empezaban a pesarle las piernas. Escolá, que ya había marcado el primer gol azulgrana, ejecutó un remate perfecto al que el «Divino» respondió con una «parada memorable». «Hubo más cantidad de suerte que habilidad», decía un diario de la Ciudad Condal, que también consideraba clave la ausencia de Zabalo, el mejor defensa barcelonista. Nada nuevo, ahora son Puyol o Carvalho los que preocupan.

Las dos aficiones todavía no han sido capaces de ponerse de acuerdo sobre las decisiones de Muñiz Fernández el pasado sábado, y ambos bandos encuentran argumentos de sobra para temer a Undiano Mallenco. En el episodio del 68, el del primer triunfo barcelonista, la polémica se concentraba en el señor Rigo, del Colegio Balear, que nadie veía como la mejor opción para dirigir el choque después de su mala actuación en una de las semifinales. Cuentan las crónicas que no vio un clarísimo penalti de Eladio a Serena, algo que indignó a Miguel Muñoz y obligó al árbitro a dar explicaciones ante la marabunta de periodistas que le esperaban en la puerta de su vestuario. Una moda que sigue vigente.

La historia vuelve a ser un bucle que se repite con el clásico copero de junio del 74, en el que el Real Madrid «ardía en ansias de desquite» por el 0-5 que había recibido muy pocos días antes del Barça de Cruyff. En Copa no podían jugar los extranjeros, y los madridistas resucitaron con cuatro goles que de paso evitaban el doblete azulgrana, campeón de Liga aquella temporada. Cambiando los nombres, el argumento sería válido para este Madrid y sus ganas de venganza por la goleada liguera del mes de noviembre.

Bernd Schuster, el único futbolista que ha repetido final de Copa entre Madrid y Barça con camisetas distintas, fue el protagonista de la de 1983. El alemán ganó aquella edición vestido de azulgrana y no marcó, pero su famoso corte de manga en la celebración es inolvidable. Él asegura que no lo hizo para molestar, pero mirando las imagenes entiende que no sentara bien. Si se sustituye este episodio por la polémica de la «manita» o los desplantes de Cristiano, queda claro que el tiempo ha pasado, pero todo sigue igual.


El comienzo del «Dream Team» de Cruyff
Johann Cruyff llegaba a la final de 1990 con el nudo de la corbata muy apretado. Su equipo no funcionaba del todo bien y una derrota en la final de Copa ante el Madrid podía haber supuesto su despido y un giro radical en el destino azulgrana. «Aquel triunfo cambió la historia del club. De no ganar, Cruyff se hubiera marchado, habría llegado otro técnico y todo habría sido distinto», decía ayer Julio Salinas, el autor del segundo gol de aquel encuentro. Una decepción podría haber apartado el estilo holandés del banquillo barcelonista y con él todo lo que vino después y que ha desembocado en el Barça actual, que brilla con jugadores de la cantera educados en su filosofía.