Desarme de ETA

El eructo de Fu-Man-Chu

La Razón
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Parafraseando a Sir Thomas de Quincey en su «Del asesinato como una de las Bellas Artes», se comienza cometiendo un crimen banal, luego se degüella a los niños de una guardería, se sigue perdiéndole el respeto a los mayores y se acaba eructando en la mesa. ETA lleva años con los regüeldos y se repite más que un mal gazpacho.
Si no fuera porque sabemos lo que albergan sus mentes la truculenta escenografía de sus comunicados movería a la risa, con esos atuendos achinados de Fu-Man-Chu con boina. Necesitan un estilista. Quién suscita miedo es el Gobierno que puede tener la tentación de sujetarse a éste clavo ardiente. Lo peor que nos puede ocurrir es que esto sea un teatrillo para representar el acceso a las elecciones municipales de mayo de una renovada marca política etarra. Pruebas no tenemos pero Eguiguren, presidente del socialismo vasco, correo del Zar con ETA, tiene llena su agenda de correveidile. No otra cosa explica la política penitenciaria que excarcela etarras para atender a mamá o para cruzar a la perra, colmo del surrealismo carcelario. Entra dentro de lo posible que Zapatero pretenda su Camelot de una paz falsa con ETA a cualquier coste para pasar a la Historia y a su tercera legislatura. Yerra porque los españoles tienen asimilado el terrorismo y su angustia está en la paz económica. Los abuelos de estos chinos de guardarropía se rindieron en masa en Santoña a las tropas fascistas de Mussolini, traicionando a la República. Más honorable sería disolverse sin condiciones ante la policía española.