Barcelona

Enseñar a curar el corazón de un bebé

La unidad de cardiopatías pediátricas de Vall d'Hebron crea una fundación para formar a profesionales de países pobres e impulsar la investigación

En la imagen, una intervención quirúrgica en un quirófano
En la imagen, una intervención quirúrgica en un quirófanolarazon

BARCELONA- Las malformaciones cardiovasculares congénitas no entienden de fronteras. Afectan por igual a niños españoles, chinos, dominicanos o sudafricanos, desconociéndose exactamente qué las provoca. No obstante, sí se sabe que 7 de cada 1.000 niños sufren este tipo de enfermedad pero no todos tienen acceso a esa cirugía que puede salvarles o mejorarles su calidad de vida.

Por ello, el jefe de la unidad cirugía cardiovascular pediátrica del Hospital de Vall d'Hebron de Barcelona, Raúl Abella, ha sentado las bases para que el «savoir faire» de los profesiones de este este se transmita y llegue a países en vías de desarrollo.

Para ello ha creado la fundación internacional de Cardiopatías Congénitas Barcelona. Sus objetivos son formar a especialistas de diferentes disciplinas venidos de países con pocos recursos – «principalmente de países latinoamericanos», explica Abella–; dotar de recursos –como hsopitales y material– a esos países para que los profesionales puedan ejercer; e impulsar la investigación. El presupuesto de la entidad rondará el millón de euros.

Así, y a partir del próximo mes de octubre, seis médicos extranjeros de diferentes especialidades, como cirujanos, anestesistas o cardiólogos, aterrizarán en la Ciudad Condal para aprender durante dos o tres años de sus homólogos de Vall d'Hebron. Una vez formados volverán a su país de origen y serán los encargados de transmitir el conocimiento a las nuevas generaciones, además de atender a los enfermos. «Mueren más niños por cardiopatías en el mundo que por las guerras», resalta Abella, sin olvidar que, además, «en la actualidad hay un millón de niños sin tratamiento» apunta. Y añade, «se puede atajar este problema formando a profesionales; se ha de tener en cuenta que cuando formas a un médicos, sabes que prestará asistencia como mínimo durante 20 años». De hecho, apunta Abella, en los países desarrollados, «hemos conseguido acabar con la mortalidad de los niños por esta causa» por lo que las dos siguientes metas pasan por ampliar ese éxito a países desfavorecidos y lograr que los afectados tengan una calidad de vida superior. Así, los esfuerzos en investigación se centrarán en tres aspectos. Por un lado, analizar nuevos tejidos para crear válvulas de corazón que implantar en los corazones más pequeños; por otro, estudiar el músculo miocardio a nivel molecular y ver cómo puede mejorarse y protegerse y, por último, desentrañar las consecuencias neurológicas en los niños que sufren cardiopatías.

Aldo Castañeda
El objetivo último es crear en Vall d'Hebron un clúster de conocimiento y formación y situar al centro como referencia mundial. De momento, el proyecto cuenta con el apoyo de una eminencia en este campo, el doctor Aldo Castañeda, que ha estado en Barcelona para aupar el nacimiento de la fundación. «Hay voluntad, capacidad y visión para ir más allá», señala, «lo importante es garantizar la educación de las futuras generaciones de profesionales».

Casos de abortos evitables
«La gran mayoría de las cardiopatías congénitas pueden corregirse», señala el doctor Aldo Castañeda, una eminencia en este tipo de enfermedades. El corazón está completamente formado en el segundo mes de vida intrauterino, momento en el que un defecto ya es visible. La tecnología y la medicina han avanzado lo suficiente para que, si es necesario, se pueda plantear una intervención intrauterina. Y, en cualquier caso, el 40 por ciento de los bebés operados en Vall d'Hebron tienen menos de un mes de vida. A Castañeda le sorprende el alto porcentaje de abortos que se justifican, en España, por el supuesto legal de «malformación».