«No quiero líos internos»

Madrid- La dirección nacional del PP ha recibido ya instrucciones del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, sobre cómo quiere que se gestionen las consecuencias políticas de la inesperada dimisión de Esperanza Aguirre como presidenta de la Comunidad de Madrid y también como «número uno» del partido regional. Ayer por la mañana hubo cónclave de urgencia en Génova para analizar precisamente la nueva situación y cómo llevar además a mejor término el mandato del presidente del partido. «Por supuesto que él tiene algo que decir como presidente nacional», precisaban fuentes de la dirección. Él no asistió a la reunión, pero sí se ocupó de dejar dicha su opinión. El mejor resumen de la posición del jefe del Ejecutivo está quizás en su advertencia de que no quiere «líos».

Mariano Rajoy sabe que entre los suyos hay quienes preferirían otro sucesor en lugar del número dos de la ya ex presidenta madrileña. Y no quiere que se anime la tentación de aquellos que consideran que ha llegado el momento de pasar facturas pendientes. Rajoy ha dejado claro que no quiere ni mucho menos que se abra una lucha interna por el poder en la organización regional. Bajo la presión de la difícil situación económica, a la que se añade ahora el complicado horizonte electoral al que tiene que enfrentarse su partido este otoño (y quizás también a principios del próximo año si hay adelanto en Cataluña), Rajoy entiende que no es momento de perder energías en luchas de partido que, además, no serían entendidas por la opinión pública. Por eso ha pedido que las cosas se hagan como a él le gustan: que se midan los tiempos, que se deje que sea el contrincante el que vaya moviendo ficha y esperar.

El presidente del Gobierno no está por la labor de dar un puñetazo en la mesa. «A su manera las cosas se hacen de otra forma», explican fuentes de Moncloa. Génova ha recibido la instrucción de que quiere una transición tranquila, sin exabruptos públicos y en la que se guarden las formas.

 Ignacio González cuenta con el apoyo de María Dolores de Cospedal en su nueva andadura al frente del Partido Popular madrileño.

La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, recordó ayer que ahora González es el vicepresidente de la Comunidad de Madrid y que es «lógico» que «en este tránsito» se haga cargo del Ejecutivo madrileño. «Después serán los propios diputados, la Asamblea de Madrid, la que determinará quién es el presidente», dijo. Sáenz de Santamaría señaló que «estas cosas llevan sus procedimientos» y agregó que el Gobierno central «no tiene nada que decir». «Eso es decisión de los madrileños y del partido, donde serán los órganos correspondientes los que decidirán», explicó, para agregar que González tiene «una trayectoria muy larga».

La portavoz del Gobierno insistió en que detrás de la decisión de Aguirre hay motivos personales y destacó que cuando llegas a casa cada día «es muy difícil dejar la responsabilidad en el despacho». Sáenz de Santamaría rechazó calificar de «pérdida» la salida de Esperanza Aguirre de la primera línea de la política, ya que, según dijo, seguirá «activa» y «opinando». Además, Sáenz de Santamaría afirmó que es un «referente» para las mujeres que se dedican a la política. «Nos ha abierto mucho camino y nos ha demostrado que las mujeres en política están por vocación pero también con una personalidad y un criterio muy importante, marcado su propio estilo», informa Ep. 

Génova reclama su papel
El portavoz del PP en el Congreso, Alfonso Alonso, ha sido el primer dirigente del partido que ha matizado la hoja de ruta de la sucesión de Esperanza Aguirre: la decisión debe acordarse entre la dirección nacional y el PP madrileño. «La elección del candidato que deberá votar la Asamblea autonómica corresponde al partido en Madrid junto con la dirección nacional», precisó tras la Junta de Portavoces de la Cámara Baja. Por su parte, el presidente del Congreso, Jesús Posada, consideró «perfectamente lógico» que el elegido sea Ignacio González, informa Efe.