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La cadena

La Razón
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Andy Schleck no va a perder el Tour porque se le salió la cadena en Balès. Pudo despedirse en Spa, en la etapa la de las caídas. Cuando el afectado fue él, Contador le esperó. Alberto no será el primero en París por este zarpazo –39 segundos– ni hubiera dejado de serlo porque Cancellara fue cicerone de Andy en el pavés. Tan cierto es que el dinero no da la felicidad, aunque ayuda, como que el incidente pirenaico no va a resultar definitivo. Contador demostró su deportividad cuando decidió que el pequeño de los Schleck, rival directo, el adversario más cualificado del pelotón, no tenía que quedarse fuera de concurso por besar el suelo en la segunda etapa. En Balès, Vinokourov respondió al ataque de Andy y Alberto salió a su rueda. El kazajo, ajeno a la avería del luxemburgués, situaba al español en la rampa de lanzamiento. No hay que buscar justificaciones a una circunstancia de carrera. A Fignon le encantaba atacar en los avituallamientos y no respetaba ni los turnos de orinar. Jean Françoise Bernard le padeció, también Charly Mottet. Si a Fernando Alon-so se le cala el Ferrari en la salida –sólo le falta eso–, Hamilton no le va a esperar, ni Massa, ni nadie.En el fragor de la batalla, una de tantas en el Tour, Schleck no acertó con el cambio, o le falló. No es culpa de Contador.