Buenos Aires

El robo más increíble del franquismo

Eduard Cortés reconstruye el atraco en busca de las joyas de Evita en 1956

El robo más increíble del franquismo
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«¡Atraco!» es una película de contrastes: bandea de la comedia al género de aventuras, al «thriller», el drama... Es un filme español con uno de los mejores actores argentinos y ha roto la taquilla en Buenos Aires. Y, para colmo, está situada en Madrid, años 50, y, sin embargo, la ambientación poco o nada tiene que ver con las películas de Berlanga: «Lo primero que me vino a la mente fue la imagen típica, pero luego me di cuenta de que había que huir de ella. Investigando, descubrí que en 1956, en las capas burguesas de Madrid ya había mucha influencia del cine americano, los electrodomésticos, el rock and roll y la gente pedía peinados a lo Kim Novak o Grace Kelly», advierte el director, Eduard Cortés, que estrena su segundo filme en apenas seis meses, después de «The Pelayos», también basada en hechos reales. La honestidad del realizador le impele, sin embargo, a matizar esta cuestión: «Por un lado está lo contrastado, es decir, que dos argentinos que se hacen pasar por uruguayos atracan vestidos de militares y de una manera torpe una joyería de Madrid en 1956». Por otro, está lo oficioso: «Las visitas de la mujer de Franco a las joyerías». Además, existe otra tercera fuente: «Las conversaciones entre Pedro Costa y un policía cuando era redactor de "El caso",que le confirmó que el exilio de Perón en Panamá fue muy precario, tanto que habían embargado unas joyas de Evita para sufragar los gastos de Panamá, y los atracadores venían a recuperarla».

El gran Francella

A Cortés lo que más le preocupaba era humanizar a los personajes, pues de ellos no había ningún dato y tenían que resultar lo suficientemente atractivos como para hacer viajar a los espectadores por una trama con tantos saltos geográficos y de tono. Para ello decidió crear una pareja de ladrones arquetípica y contar con uno de los mejores actores argentinos, Guillermo Francella, que protagonizó secuencias antológicas en «El secreto de sus ojos»: «Intenté llevar a uno de los atracadores hacia el terreno de Francella, pero le costó decir que sí porque veía que la película era muy coral, acababa de terminar una serie con Campanella que le tuvo dos años absorbido y, por primera vez, tenía unas semanas libres, lo que menos le apetecía era trabajar en España con un director que no conocía. Hice un verdadero esfuerzo para convencerle acrecentando el personaje y con muchas horas de Skype». La otra mitad de la pareja es el joven Nicolás Cabré: «Una persona con la que crees que no vas a conectar, a fuerza de convivir, te acaba dando todo lo que necesitas, por muy distinto que sea de ti, incluso de una generación distinta», aporta el director sobre esta relación. Óscar Jaenada y Amaia Salamanca destacan por la parte española.

EL MITO DE CARMEN POLO
Otro de los tópicos con los que juega el guión es la afición de Carmen Polo
(en la foto de abajo) de Franco por la joyería, lo que le valió el apodo popular de «la collares». La trama da por hecho que existía un fondo común al que aportaban dinero todas las joyerías y anticuarios de Madrid para compensar las peticiones que realizaba la esposa del Generalísimo. Según la versión del filme, Polo visitaba las mejores joyerías de la capital, se probaba las piezas más caras y luego mandaba enviar al Palacio del Pardo las que le gustaban sin hablar para nada de la factura.