España

Los que salen mañana

La Razón
La RazónLa Razón

Me pregunto qué credibilidad tiene una manifestación contra el Gobierno convocada antes de que el Gobierno tomase posesión de su cargo. Y me explico. Antes de Navidades (y de la fecha de entrada del Ejecutivo) entrevisté a Cayo Lara ¡y ya estaba convocando a la gente a movilizarse en las calles! Lo menos que puede hacerse con un cambio tan grande como el que está afrontando España es darle un plazo prudencial. Al menos para ver en qué queda la cosa. Salvo que te importe poco que la situación mejore y la razón de las manifestaciones sea precisamente cargar contra Mariano Rajoy. Y ahí vamos. Qué les voy a decir del silencio espeso de los sindicatos durante las dos terribles legislaturas de Zapatero, que han sembrado el país de cadáveres laborales. Si los españoles han votado una sustitución política no es para que se haga lo mismo que hizo el de León. Ahora hay medidas nuevas y no se entiende que los sindicatos se pongan la venda antes que la herida. Me da a mí que las movilizaciones de mañana no van a tener más éxito que el que consiga aglutinar el reparto de prebendas a los más apesebrados. Porque la calle no está para gaitas y los ciudadanos, aun apretándose el cinturón, cruzan los dedos para que el Gobierno triunfe y no acabemos como Grecia. Por no salir, mañana no sale a la calle ni lo gordo del PSOE. Rubalcaba, Elena Valenciano y Óscar López se quedan en casa y, para hacer el paripé, mandan a una delegación de segundo nivel. Pero no se hagan ilusiones, estoy convencida de que el Partido Socialista va a encabezar en breve los follones de las calles. Veremos a Rubalcaba cabalgar a lomos de los indignados y los sindicatos. El problema es que todavía no saben cuándo hacerlo y no pueden adelantar acontecimientos. Necesitan que cunda la desazón entre una mayoría suficiente para no patinar y que no se les vea el plumero. Por eso se reservan por ahora, en un quiero y no puedo de falsa muchacha virgen. A mí lo que me da pena es tanto dinero de nuestros impuestos tirado en los sindicatos durante años y años. Porque ha supuesto poca ayuda al trabajador y, en cambio, un apoyo al Gobierno que nos ha llevado a la ruina y que, con nuestro dinero, callaba las bocas de UGT y CCOO. ¡Cuántos liberados para nada! Cuánta gente estudiando carreras –en el mejor de los casos– o llevando a cabo un segundo trabajo clandestino a nuestra costa. Cuántos cursos de formación inútiles, meramente cosméticos. Cuántas personas que ni siquiera fueron a clase y que se dejaron firmar las papeletas de asistencia por el amiguete liberado de turno. Mañana salen todos esos a las calles. Vamos a ver cuántos son. Desde luego no cabe esperar que ninguno de ellos haga nada para que salgamos del hoyo.