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El Villarreal, clasificado para la primera ronda de la Liga de Campeones, ha vendido a Cazorla, uno de sus iconos. Fernando Roig advirtió hace un par de años de que se avecinaban horas difíciles y había que apretarse el cinturón. Las primeras medidas las tomó reduciendo el presupuesto de gastos. Esta temporada, para que los números cuadrasen, era necesario desprenderse de alguna figura. Afortunadamente, han sido varios los jugadores apetecidos. Rossi, Cazorla, Borja Valero, Nilmar y Diego López han sido oscuros objetos del deseo. El Villarreal, que tiene por costumbre pagar a fin de mes, quiere seguir haciéndolo y su sacrificio ha consistido en desprenderse de uno de sus mejores jugadores.
Los clubes españoles, antes de caer en el concurso de acreedores deben hacer bien sus presupuestos y no alargar el brazo más que la manga. Supongo que desprenderse de Cazorla ha sido gran disgusto para los aficionados que estos días acuden a renovar sus abonos. El Villarreal no sólo ha hecho caja con Cazorla, y en menores cantidades con Matilla, Cristóbal, Altidore y Marcano, sino que también ha restado con la libertad de Capdevila, quien gozaba de uno de los mayores contratos. En la diferencia de compras, y ventas, el club ha ingresado algo más de 16 millones. Podrá seguir cumpliendo mensualmente. Al Málaga le cobró a tocateja y sin las rebajas que otros exigen. Los pagos aplazados no resuelven problemas inmediatos.
Posdata. El estrés de algunas entidades bancarias está en los préstamos a clubes.