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JMZ informa de ETA
Cuando lector, llegué a pensar que J.M.Z.era una invención de Anson, de los americanos, del Gobierno o de la CIA. E incluso seguí dudando después de que, en una copa navideña del siglo pasado, me presentaran a un vasco con barba, al que un coro de impostores llamaba «Zulo». Al ver a una starlette en persona, se piensa que es más fea que en las fotos; con Zuloaga, no había foto a comparar y además es el momento de ahorrar, incluso comentarios banales. Como un periodista acaba siendo sus urgencias, supuse que hablaría en titulares y, por oficio, traería las yemas de los dedos hechas al molde de las letras de una Olivetti. Iba a ofenderme si en lugar de las buenas noches, no daba una confidencia. Al final, apenas dijo hola. Todo muy versallesco. Aquello fue como ver a Rafael Azcona por primera vez: inasumible pensar que un solo tipo, aparentemente normal, había empeñado su vida en ordenar todo ese equipaje de informaciones sobre la intimidad de bombas e hijos de puta. En este oficio de jorgejavieres y logreros sería grato pensar que Zuloaga goza con el síndrome de Greta Garbo: más grande, más firme, más sofisticado y más certero cuanto más blindada su discreción, el pasado y el trabajo. Es una matrona de la verdad y hoy, en estos días donde brillan sus noticias en el lugar sagrado del quiosco, recordemos que es mejor tener prensa sin gobierno que gobierno sin prensa. Como es del plan antiguo sigue confiando en que el único patrimonio del periodista es su firma y con ella, el lance de su información. Desde sus iniciales, nos ha ido descubriendo nuestra trágica «national gallery».
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