Hamburgo

OPINIÓN: La huerta de Europa por Ricardo SERRA

La Razón
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Las irresponsables declaraciones de la consejera de salud de Hamburgo han bastado para poner patas arriba a todo el sector hortofrutícola español. La debacle provocada al asociar el pepino español con las muertes por e.coli enterohemorrágica han llevado a los consumidores europeos a rechazar cualquier producto procedente de España y la rectificación posterior y la difusión de los análisis que exculpaban al pepino de la muerte de más de 17 personas no han ayudado a recuperar el consumo y las ventas de unas producciones de extraordinaria calidad, probablemente las mejores del mundo y las que están sujetas a mayores controles.
El miedo es libre y la necesidad de la prensa de dar con el titular más llamativo unido al ensanchamiento progresivo de la brecha entre el campo y el mundo urbano lleva a que estos errores de comunicación se hayan convertido en un mal endémico, porque cuando todo el mundo se conjura para engordar la bola de nieve poco podemos hacer quienes a pie de surco sabemos que las cosas no funcionan así y que no es posible que estén muriendo alemanes por consumir los mismos pepinos que ni a los agricultores ni a nuestras familias nos han hecho ningún daño.
Medios de comunicación y autoridades deberían duplicar los esfuerzos por explicar que la Unión Europea, a través de la Política Agraria Común (PAC), ofrece a sus ciudadanos los mejores alimentos que se pueden encontrar en nuestro planeta, con los niveles de salubridad más altos de la historia. Esta garantía se logra con el cumplimiento de la normativa más estricta y supone la mayor diferenciación entre los alimentos procedentes de la UE y los del resto del mundo.
Sin embargo, cuando alguien señala con el dedo cualquiera de nuestras producciones y los medios se hacen eco de ello, todo esto se olvida, el sospechoso se convierte en culpable en un minuto, con un grave perjuicio para agricultores, ganaderos, almacenistas, transportistas y las miles y miles de personas que en países con un sector agrario potente como el nuestro viven de la agricultura, de la ganadería y de su industria auxiliar.
A corto plazo el daño para el sector hortofrutícola español ha sido enorme. Tenemos que recordar que éste es uno de los primeros sectores exportadores de nuestro país, que el pasado ejercicio facturó 14.911 millones de euros y dio empleo a más de 400.000 personas, mientras que en el caso concreto de Almería sus exportaciones hortofrutícolas aportaron a la balanza comercial andaluza 1.690 millones de euros. Se trata de uno de los sectores punteros en nuestro país junto al turismo, no obstante, a medio plazo y a pesar de la ineficacia de nuestros responsables políticos, las frutas y hortalizas andaluzas volverán al primer puesto en todos los mercados. Y no lo harán por las campañas de imagen o por las fotos de los devoradores de pepinos, sino por derecho propio, porque como me decía esta semana un placero berlinés, las verduras españolas son las mejores y hoy por hoy no hay otro país que trabaje con más seriedad y rigor y que ofrezca en tiempo y plazo más frescura, más calidad y más garantías que España. La marejada pasará y Andalucía seguirá siendo la huerta de Europa durante muchos años, porque esto sabemos hacerlo muy bien, en esto nadie nos gana.


Ricardo Serra es el presidente de Asaja-A.