Barcelona
Indemnizar a las víctimas costará menos que el avión
Los afectados por la tragedia de Spanair rechazan que se use el baremo de tráfico para calcular las indemnizaciones
MADRID- Los familiares y supervivientes del accidente de Spanair prosiguen su lucha por conseguir una justicia que, según denuncian, les han negado en los tribunales. Después de cuatro años de lucha, del sobreseimiento libre del proceso penal y de ver cómo han expoliado los cuerpos de las víctimas, llega la hora de luchar por las indemnizaciones. Una pelea que va más allá de lo económico. El objetivo es lograr que se establezcan indemnizaciones ejemplarizantes, para que las compañías aéreas pongan más medios para evitar que se produzcan catástrofes como la que acabó con la vida de 154 personas en el aeropuerto de Barajas el 20 de agosto de 2008.
En este sentido, Pilar Vera, presidenta de la Asociación de Víctimas del Vuelo JK-5022, pidió que «las indemnizaciones sean tan fuertes que una aseguradora se niegue a asegurar a una aerolínea que no cumpla con los estándares de seguridad».
Por ello, su primer objetivo es acabar con el sistema de valoración establecido, que iguala las víctimas de tráfico con las de un accidente aéreo. En este sentido, Carlos Villacorta, que representa a un grupo de víctimas en una demanda en curso contra Spanair en Barcelona, argumenta que aplicar el baremo de los accidentes de tráfico a una tragedia aérea no tiene ningún sentido: «Este baremo se aprobó en 1995, dentro de una situación socioeconómica diferente. Fue un método establecido en un momento en el que morían muchas personas en la carretera y que ponía en peligro el futuro de las aseguradoras y suponía una carga importante para la Sanidad española». «En el caso de una tragedia aérea, los condicionantes son muy diferentes a los de tráfico. Hay muchos estudios médicos que indican que el impacto social, físico y psicológico de una situación como esta se multiplica por diez. Los procesos de duelo son mucho más largos y duros, así como los síndromes postraumáticos», añadió.
Asimismo, aclaró que «el Tribunal Constitucional reconoció que las indemnizaciones fijadas en este baremo estaban limitadas, es decir, que no incluían el 100 por cien del daño. Esta limitación no se puede aplicar a los accidentes aéreos, ya que la legislación internacional lo impide».
En opinión de Villacorta, «las sumas que ofrece Mapfre –aseguradora de Spanair– son vergonzosas. Además, están intentando una argucia legal para limitar el pago de las sumas más altas».
La argucia legal a la que se refiere el abogado es al intento de Mapfre por demostrar que la culpa del accidente fue de Boeing, el fabricante del avión, y no de Spanair, como indicó la Audiencia Provincia en su último auto. De conseguir demostrar esto, algo que ha rechazado de plano en los cuatro años que ha durado la instrucción del caso, podría acogerse al Convenio de Montreal, que estipula que las indemnizaciones máximas ascenderían a 100.000 unidades de derechos especiales de giro por cada pasajero fallecido si la aseguradora logra demostrar que la culpa de la tragedia no es de la compañía aérea. «Traducido a euros, la indemnización máxima se establecería en 127.900 euros, muy por debajo del máximo del baremo máximo de tráfico, que asciende a 250.000 euros», explica. Esto significa que la cantidad máxima en indemnizaciones se situaría en 43 millones, por los 48 que costaría la compra de un MD-82 nuevo. La suma de ambas cifras están aún muy lejos de los 1.500 millones de euros de la prima máxima por accidente asegurada por Mapfre.
Para Villacorta, «la indignación de los familiares de las víctimas es lógica porque hasta ahora, los propios peritos de Spanair decían que la causa directa del accidente es el fallo de los pilotos y ahora alegan que el error es responsabilidad del fabricante».
De hecho, este abogado abrió una causa civil en Barcelona, en la que representa a tres víctimas extranjeras, una española y a un superviviente y ha solicitado una indemnización de ocho millones, cifra que si se aplica el baremo no llegaría ni a la décima parte.
Cuestión de dignidad
Para las víctimas es una cuestión de dignidad. José Pablo Flores, superviviente de la tragedia, considera que una tragedia como esta «no se arregla con dinero. Se necesita una sentencia valiente para que no salga barato hacer las cosas mal, para que se hagan más inspecciones y se dejen de ahorrar costes en materia de seguridad».
Flores considera que «no es una cuestión de hacerse rico. Preferiría poder trabajar y poder ver a mi hermana todos los días. Nos han destrozado la vida, han dejado a familias solas, sin sus seres queridos. No se arregla todo con dinero, pero una sentencia valiente haría un poco de justicia». En este punto, lamentó, «no puede ser que la familia de una víctima en Estados Unidos o en Alemania cobre un millón de dólares y en España, 100.000 euros. ¿No vale lo mismo la vida de una persona en un sitio o en otro? ¿Volvemos a ser ciudadanos de tercera? ¿Quieren que perdamos la dignidad?».
«No tiene sentido que se pague más por la intromisión en el derecho al honor de una persona por publicar su vida en una revista que por fallecer en un accidente aéreo», concluyó.
La aseguradora adelantó 25.000 euros en 2008
Durante los meses posteriores al accidente, las cosas parecían que iban a ir por otros derroteros. Los responsables de Spanair indicaron que harían todo lo posible para ayudar a las víctimas. La aseguradora Mapfre adelantó 25.000 euros por cada víctima, una cifra algo superior a la estipulada por la legislación. Lo que para las víctimas fue un gesto de buena voluntad se quedó en eso. Así, en 2010 varias familias denunciaron que se les había ofrecido una cantidad cercana a los 100.000 euros por renunciar al proceso que, según les comunicaron desde Mapfre, se alargaría de ocho a diez años. Al menos cinco familias accedieron al cobro, pero la mayoría decidió seguir adelante para ver el resultado del proceso penal. Después del auto de sobreseimiento libre decretado por la Audiencia Provincial de Madrid, las víctimas denuncian que la aseguradora quiere alargar el proceso lo máximo posible. Ahora toca iniciar la vía civil. De momento, sólo cinco familias han interpuesto una denuncia y reclaman cerca de ocho millones.
EN PRIMERA PERSONA
José Pablo Flores
Superviviente
«Quieren que perdamos la dignidad»
José Pablo Flores sufrió varias fracturas vertebrales y lesiones en los nervios de las extremidades inferiores. A consecuencia de ello, tuvo que dejar su trabajo.No obstante, no ha cejado en el empeño de luchar por mejorar todos los aspectos que fallaron aquel 20 de agosto. Por ello, considera que utilizar el baremo de tráfico no tiene sentido. «Hay conceptos que no se pueden tasar, como son el dolor y las secuelas médicas. Hace falta una sentencia valiente para lograr un poco de justicia».
Rafael Vidal
Superviviente
«Hace falta sangre fría para ofrecer 27.000 euros»
Rafael Vidal estaba abocado a perder su pierna, pero gracias a la ayuda de la asociación y pudo operarse en un centro privado y volverá a caminar sin muletas. Después de este calvario, no entiende lo que está pasando: «Es una vergüenza. Hace falta mucha sangre fría para ofrecer 27.000 euros por la muerte de un familiar, como ha pasado en algún caso. No puede ser lo mismo sufrir un accidente de tráfico, que ver cómo a tu lado se ahogan dos pasajeros, otro se quema y una cuarta pide auxilio».
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