Zaragoza
Leopoldo Abadía: «Debemos proponernos ser más decentes»
Profesión: autor de «best-sellers» de economía. Nació: en 1933, en Zaragoza.Por qué está aquí: presenta su libro «El economista esperanzado. Manual de urgencia para salir de la crisis» (Espasa).
–«El economista esperanzado». ¿En qué basa su esperanza?
–Creo que estamos en el buen camino hacia los Estados Unidos de Europa.
–Dice que ha empezado a ver la luz al final del túnel...
–Y no es un tren que viene de cara. Digo que el 31 de diciembre se verán cosas buenas.
–¿Un regalo navideño?
–Dios lo quiera. Creo que bajará el paro. Y creo también que 2013 no será peor que 2012.
–Vende muchos libros. Con éste ha ganado el Premio Espasa. ¿No tiene mala conciencia de hacerse rico gracias a la crisis?
–No, en absoluto. Estoy muy contento. La crisis me ha hecho famoso, pero no ha sido por un plan premeditado. Ha sido casi sin querer, casualidad.
–Defiende la revolución civil. ¿Eso es cercar el Congreso?
–No. Eso es que nos volvamos maduros de una vez.
–¿Qué le haría salir a quemar contenedores?
–Nada. Eso es perder el tiempo y quemar el dinero de todos.
–Su revolución: convertirnos en personas maduras que discurren. ¿Quiere decir que la mayoría es inmadura y no discurre?
–No lo sé, pero sin duda hace falta mucha más madurez.
–Nos vamos a caer de maduros: somos un país muy viejo lleno de viejos.
–Ya. Si no crece la natalidad lo vamos a pasar muy mal.
–Propone la globalización de la decencia. ¿Cómo se hace eso?
–Es un trabajo individual: cada uno debe proponerse ser más decente.
–¿Usted diría que este país es decente o indecente?
–Estamos jugando al todo vale, y eso hace sociedades indecentes.
–¿Cómo afrontaría el reto independentista de Mas y Urkullu?
–Reuniría en un parador a técnicos del Ministerio de Economía y de la Consejería catalana y no les dejaría salir hasta que llegaran a un acuerdo.
–No siempre son posibles los acuerdos...
–Entonces se echa mano de la Constitución.
–Merkel es antipática para la mayoría y a usted le cae bien...
–Cae mal porque nos regaña, nos tira de las orejas porque gastamos más de lo que ingresamos. Yo creo que habría que canonizarla en vida.
–Si la hicieran santa, ella misma se recortaría y lo dejaría en beata...
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