Bilbao

Dos dramas por Julián García Candau

La Razón
La RazónLa Razón

Esta edición del Tour se ha convertido en una de las más dramáticas de su historia de acuerdo con la cantidad de ciclistas que han tenido que abandonar la ruta y han seguido el camino del hospital. Especialmente duro está siendo para los españoles. No recuerdo una ronda en la que, en una sola jornada, cinco de los nuestros hayan sido tan castigados por las caídas colectivas. Los forzados abandonos no sólo han restado interés, sino que, además, han mermado la preselección olímpica.
Entre los heridos con mayor o menor gravedad hay corredores vascos, pero tengo para mí que sus dolencias van a tener relativa trascendencia en la opinión pública a causa del conflicto que ha planteado en San Mamés el entrenador titular, Marcelo Bielsa.
Por los daños del Tour nadie puede aplicar medidas balsámicas, porque el perjuicio ya es irreparable. Es cuestión diferente la del entrenador, que tal vez ya haya dado portazo y renunciado al contrato con el Athletic, a pesar de que recientemente afirmó que cumple con sus compromisos. Los ciclistas hace tiempo que son víctimas de las necesidades de los patrocinadores. Están obligados a correr incluso por encima de sus posibilidades físicas, y de ahí las denuncias de dopaje.
Los corredores no dependen de ellos mismos. Están sujetos a las anómalas normas del mercado actual. Bielsa es dueño de sus acciones, aunque haya sido reo de sus palabras. Las páginas deportivas parecen reseñas de sucesos. En el Tour, las víctimas han sido los ciclistas y en Bilbao acabará siéndolo el Athletic. A Bielsa alguien lo anatematizó llamándolo loco. Parece que estaba en lo cierto.
Posdata. ¡Qué difícil resulta descargarse del peso muerto en clubes grandes!