Europa

España

Rajoy prepara un golpe de efecto contra Zapatero en el debate de la Nación

Mariano Rajoy con Manuel Fraga, ayer, en la reunión del Comité Ejecutivo del PP
Mariano Rajoy con Manuel Fraga, ayer, en la reunión del Comité Ejecutivo del PPlarazon

Una vez más Mariano Rajoy dejó ayer en el aire un posible movimiento para censurar la actuación del Gobierno de Rodríguez Zapatero. El viernes pasado era el portavoz de CiU en el Congreso, Josep Antoni Duran Lleida, quien lanzaba el guante y apelaba a una solución de emergencia mediante una especie de gobierno de concentración, antes de convocar elecciones anticipadas, en respuesta al fracaso de la cumbre en La Moncloa entre Zapatero y Rajoy. El líder popular recogió el guante y lo despejó a corner con el discurso que ha acuñado en esta Legislatura ante la recurrente discusión sobre si sería o no pertinente una moción de censura al Gobierno aunque tuviera sólo un valor testimonial, como la que con acierto estratégico presentó en su día Felipe González contra Adolfo Suárez para demostrar a la opinión pública que podría ser realmente jefe del Ejecutivo. Rajoy sabe que incluso dentro de su partido hay división entre los partidarios y los reticentes a arriesgar. Y aunque tiende a aplicar a la política la filosofía del ciclismo, es decir, la teoría de que no hay que escaparse antes de tiempo y medir los ritmos, también sabe que en su partido piensan que no pueden estar al margen del pálpito social que reclama actuaciones claras e incluso elecciones anticipadas. En el PP se tiene la sensación de que el momento no sólo es delicado para el Gobierno, sino también para ellos, por la situación de urgencia nacional. Rajoy ya ha dejado entrever, por ejemplo en la última reunión interna con presidentes provinciales, que prepara el terreno para mover ficha contundentemente en el próximo Debate del Estado de la Nación, y que también está a la espera de ver qué apoyos tiene el Gobierno en los próximos Presupuestos Generales del Estado. Ayer aseguró que no descarta «ninguna actuación política», con una salvedad ya conocida, que sea útil y no genere más frustración. O lo que es lo mismo, si sabe por adelantado que cuenta con los apoyos necesarios para sacarla adelante. Al margen del regate en corto en el plano discursivo, la dirección del PP valora que las elecciones catalanas son un factor distorsionador porque CiU está en su clave puramente electoral y eso dificulta la posibilidad de contar con ella. Su líder, Artur Mas, ya ha dejado dicho este fin de semana que hoy no apoya una moción de censura del PP. En ese plano de tira y afloja dialéctico, Rajoy también enarboló ayer el «ya lo dije yo» para reprochar a Rodríguez Zapatero que haya desoído todos sus emplazamientos a recortar de manera más drástica el déficit, el último en su entrevista de la pasada semana, y que sólo haya rectificado cuando le han obligado en Europa. «A Rodríguez Zapatero le han cantado las cuarenta en Europa. Le han obligado a reducir el déficit, le han puesto deberes y España es vista como un problema en Europa».