Atenas
España mira a Merkel para evitar otra semana negra
De Guindos se reunirá mañana con Schäuble para explicarle los nuevos ajustes. Sobre la mesa estará el papel del BCE en la crisis de deuda
Cuando esperamos que ocurra lo inevitable, surge lo imprevisto, solía afirmar el economista tal vez más citado de toda esta crisis, John Maynard Keynes. Lo inevitable en el caso de España parece ser que una semana más los inversores hagan caso omiso a los ímprobos esfuerzos que el país está haciendo para corregir su situación económica y sigan castigando su deuda a largo plazo, cuya rentabilidad está ya en el mercado secundario por encima del 7%, en la considerada zona de peligro para un posible rescate.
Lo imprevisto para que se cumpliese el axioma keynesiano sería que el Banco Central Europeo (BCE) actuase de forma contundente y decidida comprando de manera masiva deuda española para aflojar la presión sobre el bono a diez años y para enviar al mercado una poderosa señal de que el eurobanco está dispuesto a hacer todo lo que sea necesario para que España siga en el euro y dar tiempo a que cristalicen sus reformas.
Pero en contra de la máxima de Keynes y para desgracia de la economía española, lo que se atisba en el horizonte es otra semana de fuertes presiones para España en los mercados porque lo imprevisto no tiene visos de que vaya a surgir. Lo dejó claro Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo, en una entrevista en el diario francés «Le Monde»: lo suyo no es arreglar las finanzas de los países de la eurozona, sino estabilizar la inflación y el sistema financiero. O, lo que es lo mismo, que no está por la labor de comprar deuda pública española como le piden a gritos el Gobierno español y una pléyade de economistas para frenar la desconfianza hacia nuestro país.
El ministro de Economía, Luis de Guindos, tendrá mañana la oportunidad de discutir la pertinencia de esta intervención del BCE con su colega de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, a quien explicará en una reunión en Berlín el nuevo plan de ajuste. Aunque fuentes conocedoras de la reunión aseguraron a Efe que Guindos no reclamará a Alemania la intervención del BCE, es evidente que la cuestión estará sobre la mesa. El Gobierno germano ha apoyado cada una de las reformas que ha hecho Mariano Rajoy. Sin embargo, es reacio a que el eurobanco se convierta en prestamista de última instancia al menos hasta que se transforme en supervisor de toda la banca europea. Una opción que exige la cesión de soberanía nacional y que llevará mucho tiempo, algo que ahora mismo no le sobra a España.
Ayer, el ministro de Economía germano, Philipp Rösler, volvió a exhibir esa dualidad cada vez más criticada e incomprendida por parte de los analistas. Aunque afirmó que España está aplicando las medidas correctas para salir de la crisis económica, aseguró también que la independencia del BCE «no se toca». El cometido del eurobanco no es «resolver estos asuntos», dijo, sino «velar por la estabilidad de precios y de la situación monetaria», por lo que no debe haber nuevas compras de deuda soberana.
Tampoco ayudará el que Murcia se perfilase ayer como la segunda autonomía, tras la Comunidad Valenciana, que pedirá una ayuda de entre 200 y 300 millones al Ejecutivo central, por más que el Gobierno de Ramón Luis Valcárcel matizase a media tarde sus declaraciones a «La Opinión» para tratar de suavizar la cuestión. El viernes, la prima de riesgo escaló hasta los 610 puntos básicos, su máximo histórico, empujada en parte por la adhesión de la Comunidad Valenciana al Fondo de Liquidez Autonómica.
Apuros en Grecia
El fin de semana también ha traído malas noticias para Grecia, que podrían trasladar mayor tensión a los mercados. Según la revista germana «Der Spiegel», el Fondo Monetario Internacional (FMI) se estaría planteando cortar la ayuda al país heleno ante las dificultades que está teniendo para cumplir con los deberes impuestos para sus rescates. Una situación que abocaría a Grecia a la quiebra en septiembre y dejaría abierta de par en par la puerta para su salida del euro. De hecho, los socios de gobierno de Angela Merkel en Alemania presionan ya en esta dirección y creen que Atenas debería preparar su vuelta progresiva y ordenada al dracma, una posibilidad que tendría consecuencias imprevisibles para el resto de la eurozona.
Nueva emisión de deuda con la prima en máximos
En medio de la tormenta que se vive en los mercados, el Tesoro español volverá mañana a emitir deuda a corto plazo con letras a tres y seis meses. La última emisión se saldó el pasado jueves con la colocación de 2.981 millones de euros en bonos y obligaciones con menor demanda que en subastas precedentes y una importante subida de los intereses ofrecidos a los compradores que no llegaron, no obstante, a los niveles hasta los que escaló en 1997. En concreto, a dos años se colocaron 1.359,21 millones de euros con un interés marginal del 5,302%, superior al 4,483% anterior, y otros 1.074,44 millones a cinco años al 6,543%, también por encima del 6,195% precedente. Dos días antes, el Tesoro logró colocar letras a doce y dieciocho meses rebajando los intereses ofrecidos. Una buena noticia que, sin embargo, se vio un tanto postergada por el hecho de que Portugal e Irlanda, ambos rescatados, lograron la pasada semana colocar deuda con vencimientos de entre tres a doce meses a precios inferiores a los del Tesoro Público español.
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