Europa

Estocolmo

The Sounds: a bailar es una orden

En Suecia, las cosas, simplemente funcionan. No necesitan revueltas, indignación, acampadas. Tanto que parece de otro planeta lo suyo. The Sounds son la enésima banda sueca que se abre hueco y presentan en Madrid, en el flamante nuevo festival DCode, «Something to die for» («Algo por lo que morir»), su último disco.

Con estos suecos, todos se apuntan al síndrome de Estocolmo
Con estos suecos, todos se apuntan al síndrome de Estocolmolarazon

«¿Una razón por la que morir? La música», dice Maja Ivarsson, cantante del grupo. Ivarsson conoció a sus compañeros de grupo en el instituto. La formación original no ha cambiado desde hace 13 años. «Así que lo de ‘‘algo por lo que morir'' es una idea positiva, no una pulsión suicida», afirma. Una historia muy sueca, porque este país de apenas nueve millones de habitantes se ha convertido en el hormiguero «indie» del que han surgido The Hives (compañeros de cartel en el DCode Festival de Madrid), Mando Diao, o Robyn, la última gran sensación, entre muchos otros nombres.

«Me han preguntado miles de veces a qué se debe, y creo que no tengo una respuesta, sino varias teorías. La primera es que en este país, cuando tienes ocho o nueve años, el Gobierno te concede una ayuda para comprar un instrumento de música que cubre casi todo el coste. Aunque seas de clase trabajadora, también tienes la oportunidad de aprender música. Yo toco la trompa, Jesper (Anderberg) el piano... y así es como surgen los grupos en todos los estilos, desde Abba o Roxette a Europe y Ace of Base. Aunque sea un país pequeño, hay conciencia de que a través de la música se puede abrir la puerta y hacer una carrera en la música», dice Ivarsson.

Un dulce secuestro
En «Something to die for», The Sounds han dado un giro hacia la electrónica y el baile con respecto al anterior álbum, «Crossing the rubicon», mucho más melancólico y apoyado en las guitarras y el piano. Sobre los cambios de rumbo, asegura que no hay decisiones conscientes. «Van surgiendo cosas entre nosotros, hay varios escritores de canciones en el grupo y todos opinamos. Todo lo hacemos nosotros, desde la grabación a la producción, es nuestra vida y la controlamos», señala.

«Tomamos las decisiones de forma natural y todos tenemos claro que lo último que queremos hacer es dos discos similares», asegura la vocalista. La base electrónica, pensada para hacer bailar, mantiene una enorme pegada, como si anunciase la llegada de una revolución, como la marcha militar de un ejército de gente con ganas de pasarlo bien. «Entiendo que te parezca un poco marcial a veces, aunque es una opinión un poco subjetiva (risas), pero nosotros sólo pensamos en divertir. Creo que el mundo se puede cambiar con las canciones de esa manera, divirtiendo, haciendo olvidar las cosas», apunta. «Estamos informados de lo que pasa en Europa, de las noticias sobre Portugal y Grecia, pero no somos Rage Against the Machine, ni un grupo político. No queremos serlo aunque estemos preocupados», asegura la cantante.

Ivarsson tiene que desdecir a la Wikipedia, por lo menos a su versión en castellano, en la que se asegura que afirmó que quería ser «la mejor vocalista del siglo. «No –niega alargando mucho la ‘‘o''–. Odio internet por esas cosas. No es cierto, yo nunca podría decir semejante cosa. Soy consciente de que hay cantantes muchísimo mejores que yo. Simplemente dije que quería ser una de las grandes ‘‘entertainers'', eso sí...».

En su último vídeo, «Dancing with de devil», unos prisioneros son torturados con el baile de unos soldados que hacen de sus ametralladoras un accesorio de la coreografía, hasta convertirla en algo kitsch. «Esa canción no tiene nada que ver con la política, habla de cuando sabes que hay algo que vas a hacer y está mal, tu conciencia te lo dice, pero no puedes evitarlo. Algo parecido a esa imagen en la que un ángel te habla al oído derecho y un diablito al izquierdo. Y escoges el mal porque sabes que te vas a divertir», asegura. Pues así es un concierto de The Sounds, como un secuestro por unos suecos del que nadie se quiere perder el síndrome de Estocolmo.

Grandes nombres en la Complutense
Los escenarios ya están preparados para hacer sonar la música al costado de la Facultad de Periodismo, qué cosas. Éste es el programa: Hoy: Mucha expectación por ver a The Low Anthem, que abren el escenario principal.Les sigue The New Raemon y, prohibido perdérselo, Eels (en la imagen). Pasada la medianoche, el plato fuerte, Band of Horses. En el otro escenario, un sonido más duro con la incógnita de Sum 41. My Chemical Romance tratarán de revalidar su nuevo estilo adulto antes de dejar el cierre a Lori Meyers.

Mañana: Tras Mucho (formado por tres ex componentes de The Sunday Drivers), llegarán The Vaccines, puro rock and roll, simple y directo. Después, The Ting Tings y The Sounds, dos bandas similares en horario estelar. Habrá que tomar decisiones difíciles porque en el otro escenario arrancan Polock, la gran noticia del indie español, con su debut. Luego, Manel, The Hives, y Kasabian. Cierran la persiana hasta 2012 la electrónica de Crystal Castles.