Barcelona

El Barça no despeja dudas

Un grupo de jugadores vestidos de blanco se agolparon en un córner cuando no se había cumplido el medio minuto de juego. Entre el tumulto, emergía la figura de un imperial Pato, que se había bastado él solito para desfigurar los inventos defensivos de Guardiola y anotar el quinto gol más tempranero en la historia de la «Champions».

Casano para en falta a Iniesta, que salió del terreno de juego lesionado
Casano para en falta a Iniesta, que salió del terreno de juego lesionadolarazon

Keita, Mascherano y, en especial, Busquets, desarbolados. Su definición, sotana incluida a Valdés, fue incluso mejor. El mejor escenario jamás soñado por un técnico italiano era una realidad. Al Barça, que tardó unos minutos en reaccionar, no le quedaba otra que incrementar aún más, si cabe, su ritmo de juego y encerrar al Milan en su área.

Cuando se levantó de la lona, el conjunto azulgrana lo hizo con las fuerzas intactas. Al menos, con todas sus armas de ataque, a la hora de parar golpes iba más justo. A la media hora, casi todos los hombres de ataque azulgrana ya habían disparado. Messi incluso se había topado con el poste en un sensacional lanzamiento de falta. Y Abbiati transmitía más seguridad de lo que seguramente ha hecho en toda su carrera. Aunque nada pudo hacer ante Pedro, cuando recibió prácticamente sobre la línea de gol un pase de Messi, que luchó como un jabato por una pelota que parecía perdida. El empate equilibraba las cosas, aunque el campo ya estaba inclinado hacia el área milanista.

Pero el problema del Barça no estaba cerca de Abbiati, sino de Valdés. El calvario llegó en defensa, donde Busquets y Mascherano formaron una pareja de centrales que a buen seguro no se repetirá. Especialmente obtuso estuvo el de Badia, que se vio desbordado una y otra vez por un soberbio Pato, que fue una pesadilla cada vez que entraba en contacto con el balón. La defensa azulgrana transmitió durante toda la primera mitad una inseguridad inédita en el campeón de Europa.

No sólo de Pato vivió el Milan, durante gran parte del choque, el equipo italiano se agarró a la experiencia de Seedorf. A sus 35 años, el holandés ofreció una nueva exhibición. Cuando se retire, si lo hace algún día, deberían hacerle un partido de homenaje en cada campo que ha pisado.

Si el Barça se había encontrado con el gol de Pato a los treinta segundos, el Milan se topó de bruces con una falta que Villa colocó en la escuadra a los cuatro minutos de la reanudación. Un gol rápido que dio mucha tranquilidad a los azulgrana y tiró por tierra el planteamiento defensivo de Allegri que, por si fuera poco, aprovechó para meter a Ambrosini cuando Boateng se lesionó. A su equipo le hacía falta más experiencia.

Con el marcador a favor, el equipo de Guardiola escondió el balón a su rival y Messi se dedicó, sin éxito, a engrosar su cuenta goleadora. Pero a un italiano nunca se le puede dar por muerto. Ya en el descuento, Thiago Silva remató a placer un córner y anotó el empate. Un nuevo aviso para el Barça. Ya van dos en cuarto días.