Crítica de libros

La incógnita Zapatero

La Razón
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Un error habitual en la estrategia política es no entender la mentalidad del adversario. Una de las características de los grandes militares de la historia es su capacidad de conocer a su rival, adelantarse a sus movimientos y sorprenderle en sus puntos débiles. La política se ha convertido en un conjunto de obviedades, donde la estrategia es machacar al adversario de forma inmisericorde y sin fineza. La esgrima nunca sería el deporte de nuestros políticos, más acostumbrados al mazo. Es una lástima. Zapatero es tan complejo como hermético, a pesar de esa sonrisa que no dice nada salvo intentar complacer a su interlocutor haciéndole creer que le presta atención. Es buscar la proximidad, aunque luego, en realidad, es lejanía. Como sus rivales no intentan conocerle perdieron las elecciones de 2004 y 2008. Nunca hay que menospreciar al adversario y lo hicieron desde que ganó a Bono. Ni está tan mal como quisiera el PP ni tan bien como le gustaría. Y lo peor es que no intuyen sus movimientos.