Cataluña

La Guardia Urbana expedienta el local del concierto neonazi

El club The Other Place ya fue investigado antes por los Mossos
El club The Other Place ya fue investigado antes por los Mossoslarazon

BARCELONA– La Guardia Urbana levantó ayer acta al propietario del local The Other Place del Poblenou, donde se organizó el miércoles un concierto neonazi, por dos infracciones administrativas que pueden acabar en sanción.

Según explicaron fuentes municipales, una de las infracciones se refiere a celebrar un concierto en un lugar sin licencia para acogerlo, puesto que sólo la tiene como club social. La otra fue negarse a facilitar la inspección, ya que intentaron que la Urbana no traspasara una puerta que llevaba a la zona donde se celebraba el concierto.

Altercados

Al aproximarse la manifestación de antifascistas, la Urbana instó a acabar el concierto y salir del local para evitar un choque, pero los neonazis lo rechazaron y se produjeron altercados.
La Urbana realizó la inspección puesto que los Mossos no podían actuar «a priori» para impedirlo porque se estaba realizando en un club particular y ningún juez o fiscal lo había solicitado u ordenado.

En un principio, la Fiscalía de Odio y Discriminación había ordenado a los Mossos que grabaran la actuación completa de los tres grupos que tocaron el miércoles, Para Bellum, Brigada 1238 y Celtica. Todos ellos escriben textos de exaltación radical, que claramente incitan al odio y a la violencia racial.

Finalmente, la grabación no se pudo llevar a cabo al ser un club privado, por lo que será difícil que la Fiscalía pueda abrir alguna investigación. Cabe recordar que los delitos de incitación al odio y violencia racial están tipificados con penas de uno a tres años.

 

«La actuación era legal»
El conseller de Interior, Felip Puig, justificó ayer que los Mossos d'Esquadra no actuaron «a priori» para impedir el concierto neonazi en el Poblenou, «porque se estaba realizando en un club particular y ningún juez o fiscal lo había solicitado u ordenado». Puig explicó que no había ningún concierto convocado en las salas de pública concurrencia y que de ello se cercioró la Guardia Urbana con un registro en una sala de conciertos. Para Puig, si una actuación se realiza en un club particular, sin incurrir en actividades delictivas, ningún juez ni fiscal autorizará entrar a la Policía, por mucho que «desagrade» la actividad.