El Madrid da el golpe

El 3-6 de la pasada temporada, cuando Kaká, que ahora está lesionado y entonces desubicado, hizo dos goles, no era una losa sino una sombra fantasmagórica en Mestalla, una caldera. Los fantasmas pueden ser buenos y agradable compañía, como el Rex Harrison de la señora Muir (inolvidable Gene Tierney), o malos, como el capitán Barbossa (espléndido Geoffrey Rush).
Ninguno alteraba los latidos del Valencia, que entró al campo a 180 pulsaciones y con el corazón en la boca sorprendió al Madrid con una táctica muy de él en los últimos tiempos. No se había cumplido el minuto cuando Tino Costa disparó, fuera; hasta el minuto 11 los de rojo –así vestían los madridistas, como si fueran el Liverpool– no se aproximaron a Diego Alves. Fue por una jugada de Lass por la izquierda, con llegada a la línea de fondo y centro atrás que hubiese terminado en córner de haberlo señalado el árbitro. El chut de Benzema rozó en un defensa, posiblemente Víctor Ruiz. Controlada la embestida, el dominio se repartió al 50 por ciento. Era otro partido, movido, intenso, atractivo y con alternativas próximas a las porterías. Los valencianistas profundizaban con Tino Costa y Parejo; Soldado se movía por la frontal, pero no tocaba la pelota. Los madridistas lo intentaban con Benzema y Cristiano Ronaldo, muy activos, como Özil, pero más acertados en las entregas que el alemán.

Las jugadas a balón parado exigen entrenamiento, ensayos a puerta cerrada lejos de miradas curiosas, pero que de tanto repetirse en la función anulan el efecto sorpresa. O así debería ser. Xabi Alonso lleva lo que va de temporada, en el Madrid y en la Selección, sacando faltas a unos 30 metros de la portería por encima de la defensa, generalmente desorganizada; con el envío busca al cómplice que encuentra la espalda de los zagueros para sorprender al meta. Con Benzema lo ha hecho más veces. Con Benzema fabricó el 0-1. Karim controló con la derecha y disparó con la izquierda. Un lujo. Implacable.

El Valencia no renunció a su idea ofensiva, con tiros de Parejo, de Mathieu; ni el Madrid, siempre con Benzema y Cristiano. Así terminó la primera parte, equilibrada, pero con ventaja de los visitantes, por ser más espabilados y más certeros. Su gol nació en una falta que no presentaba mayor peligro que la estrategia. Salió bien.

Tras el descanso, el Valencia repitió la puesta en escena. Adelantó otra vez líneas, se metió en el terreno del Madrid y lo encerró. Arbeloa, Marcelo, Pepe, Ramos, Khedira, Alonso, Lass, todos, tuvieron que afanarse en labores defensivas porque la carga valencianista no era precisamente ligera. El balón se paseaba cerca de Casillas, pero sin tocarle. El contacto, sin embargo, se producía entre los futbolistas, al límite del bien y del mal. En el minuto 59, roce entre Lass y Tino Costa, que termina dando un balonazo al francés. Pudo ver la segunda amarilla. Con Lass en el suelo, Albelda encizañó y Ramos le paró los pies. Ambos fueron amonestados. El partido, al rojo vivo; los jugadores se volvían acusicas según aumentaba la intensidad y cada falta era una batallita en la que también se involucraba Mourinho.

El juego trabado y el «y tú más» asolaron por momentos el fútbol, hasta que el Madrid repicó. Sergio Ramos subió a rematar un córner y conectó un cabezazo de arriba a abajo muy lejos de Alves. Con dos goles de ventaja, Mourinho retiró al «gato» Benzema y dio minutos al «perro» Higuaín. El Valencia, con una fe digna de encomio, y después de que Pablo Hernández relevara a Feghouli, renovó su ambición, siguió creyendo que podía remontar y precisamente Pablo provocó el 1-2 cuando obligó al despeje de Casillas y Soldado remató. Ni lo celebró. Pudo marcar de nuevo, pero fue el insaciable Cristiano quien aprovechó un desliz de Alves: le quitó la pelota fuera del área y marcó el tercero casi sin ángulo.

Tampoco el tercer tanto desmoralizó al Valencia, ambicioso e incansable, y capaz de colocar contra las cuerdas al Madrid, que en sus salidas hasta ayer solo había recibido un tanto del Levante. Pero no tenía enfrente a Soldado, enrachado, que contó con la inestimable colaboración de Pablo Hernández, que le dio el segundo. Con 2-3, los hombres de Mourinho formaron en torno a Casillas y en el minuto 94 temblaron como su larguero, más aún cuando los valencianistas reclamaron penalti de Higuaín en la jugada postrera. Pudo darle el balón en el brazo; pareció que le tocó en el pecho. Y así terminó el partido, electoral por la emoción que deparó.

Mou, jugador número 12
Las celebraciones de los goles mostraron claramente el momento que vive el vestuario del Real Madrid. La química de grupo es perfecta tanto dentro como fuera del campo y Mourinho también participa. En el segundo tanto, Sergio Ramos recorrió 40 metros para ir a abrazarse con su técnico, en lo que acabó convirtiéndose en una piña de casi todos los futbolistas. Tras el gol de Cristiano, el entrenador acabó subido a la espalda de Callejón, que correspondió al gesto de complicidad de su «jefe».


- Ficha técnica:
2 - Valencia: Alves, Miguel, Rami, Víctor Ruiz, Jordi Alba (Aduriz, m,85), Albelda, Tino Costa, Feghouli (Pablo, m.74), Parejo (Jonas, m.61), Mathieu y Soldado.
3 - Real Madrid: Casillas, Arbeloa (Albiol, m.51), Pepe, Sergio Ramos, Marcelo, Lass (Granero, m.86), Xabi Alonso, Khedira, Ozil, Cristiano Ronaldo y Benzema (Higuaín, m.73).
Goles: 0-1, m.20: Benzema. 0-2, m.73. 1-2, m.75: Soldado. 1-3, m.79: Cristiano Ronaldo. 2-3, m.83: Soldado.

Árbitro: Fernando Teixeira Vitienes (colegio cántabro). Amonestó por el Valencia a Tino Costa y a Albelda y por el Real Madrid a Arbeloa, Xabi Alonso, Ozil, Granero, Marcelo y Cristiano Ronaldo.

Incidencias: partido disputado bajo la lluvia en el estadio de Mestalla ante 45.000 espectadores. El piloto alcoyano Nico Terol, campeón del Mundo de motociclismo en la categoría de 125 cc, hizo el saque de honor. Los jugadores locales portaron brazalete negro en memoria del socio del Valencia Salvador Perales, que falleció en las inmediaciones del estadio en los prolegómenos.