Religion

«Que los políticos no esperen aplausos»

Los operarios daban ayer los últimos retoques a las calles de Toledo por las que pasará la procesión. La ciudad luce sus mejores galas para recibir a la Custodia
Los operarios daban ayer los últimos retoques a las calles de Toledo por las que pasará la procesión. La ciudad luce sus mejores galas para recibir a la Custodialarazon

Han sido casi dos semanas con la indignación y la incredulidad instaladas en Toledo. Una tradición que data de principios del siglo XVI parecía abocada a perder uno de sus símbolos más importantes: los honores militares. Finalmente, parece que todo quedará en un susto y que la ministra Chacón permitirá que todo sea como en años anteriores, sin variaciones. Pero los fieles a la fiesta del Corpus no tenían tan claro que algo así fuese a tener éxito y ayer, ya con el enfado en sus caras, avisaban: «No van a conseguir nada».Julio Alonso es uno de los afortunados que ven empezar y acabar la procesión. Tiene una tienda de artesanía justo frente a la puerta Llana de la Catedral por la que sale la Custodia. Y lo tiene claro, lo que quieren hacer «es una vergüenza, es de no tener ni una pizca de dignidad».A pocos pasos de allí, algo más conciliador pero igual de molesto se mostraba Juan Sánchez, el deán de la catedral toledana. «Es el Gobierno que tenemos...», afirmaba tras recordar que los militares y la fiesta del Corpus «siempre han estado muy unidos y todos han trabajado con un gran esfuerzo» para cumplir con esta tradición. Eso sí, trataba de buscarle el lado positivo apuntando que «se trata de leyes ministeriales...», pero ni así.La hermana María lo veía como «leyes irreligiosas» y no entendía cómo «vamos a ceder a las decisiones de unos pocos». Al mismo tiempo, animaba a todos –principalmente a los militares– a «ser valientes» hoy.«Muchos no se enterarán»«Muy mal» le parecía también a Julia González, una de las comerciantes del centro que considera que «están jugando con una tradición de aquí». Pero su compañero Manuel trataba de quitarle hierro al asunto asegurando que «muchos no se enterarán de lo que ocurre. Si los militares cubren carrera –el hecho de que no pudieran rendir honores– va a pasar desapercibido», aseguraba no sin rechazar la polémica medida.La gran mayoría de los vecinos consideraba que una cosa es que Iglesia y Estado puedan ir separados, pero otra muy distinta es la de «destrozar las tradiciones». Para José Infantes, uno de los muchos encargados de preparar el camino que seguirá la Custodia, «es algo injusto», aunque apunta que los políticos «sabrán lo que hacen, pero que no esperen que les reciban con aplausos». Entre otras cosas, porque del Corpus «comemos muchas familias» y, al igual que otra comerciante, Loli Pérez, sólo exigen que «nos respeten las tradiciones».Pero entre tanta crítica e indignación también había hueco para el desconocimiento o la aprobación de la medida. Como Alfredo García, de la Hermandad del Cristo de la Humildad, que cree que «no afectará mucho y será mejor para acabar con la connotación fascista que se le da». Pero tiene claro que «los militares seguirán de una forma u otra» vinculados.