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Amaiur y ahora por Ángeles Pedraza

La Razón
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La presencia de Amaiur en el Congreso supone una nueva legitimación, esta vez a nivel nacional, del proyecto político de ETA, una espada de Damocles sobre el Estado y la sociedad española a partir de hoy. Cuando el Ejecutivo y los tribunales, no concedan a los presos etarras los beneficios que piden, cuando no se derogue la Doctrina Parot, ¿qué pasará? ¿volverán a las armas para lograr con las balas lo que no consigan desde la política? ETA retará y amenazará al Estado, cada vez que no consiga aquello a lo que aspira. No nos llamemos a engaños, ETA ha cambiado de estrategia, pero sus reivindicaciones son las mismas: ha logrado acceder a las instituciones sin nada a cambio, con lo que considera legitimados sus 50 años de asesinatos; sigue exigiendo un proceso de negociación con los Estados español y francés sobre la autodeterminación de «Euskal Herria» y el derecho a decidir. ETA quierer, por dejar de matar, aquello por lo que lleva matando décadas. ETA ha usado todo lo que estaba a su alcance para llegar a las instituciones: legalización, presiones a los tribunales, y desde este nuevo lugar ha alcanzado una legitimidad y una fuerza (hemos resucitado al monstruo que yacía moribundo) que se le había arrebatado con la aplicación de la Ley (2003). Desgraciadamente, hemos vuelto a los peores años de la democracia cuando HB, Euskal Herritarrok u otras marcas de ETA se aprovechaban de las instituciones para destruir el Estado.

Las víctimas, que sí tenemos Memoria, seguiremos exigiendo un final justo de ETA, que pasa por la deslegitimación de su proyecto político y, por tanto, de sus nuevas marcas, llámese Amaiur, Bildu o Sortu. No nos vale cualquier cosa «con tal de no volver a un funeral», porque está en juego es el propio Estado democrático. No puede haber impunidad penal, ni histórica y mucho menos política. El escenario que afrontará el próximo Gobierno no será fácil. Los electos de Amaiur querrán imponer sus «verdades» y sobre la mesa habrá constantes retos y pulsos al Estado. Nos encontramos ante la legislatura de la espada de Damocles de ETA. Habrá que ver si nuestros políticos tienen la valentía necesaria para aplicar la Ley con firmeza y deslegitimar a ETA, ilegalizando todas sus marcas. Vienen tiempos difíciles.