España

La más absoluta miseria

La Razón
La RazónLa Razón

Nosotros somos democráticos», escupen a los demás como pellas de lodo, pero siempre han tenido un terror gótico a las primarias. Comenzaron asesinando al aspirante (Borrell) y han acabado en arroz a la cubana con Carme en el papel de plátano. Entronizado el faisán queda asada la gallina en el atrio de Ferraz. Rubalcaba se ha autopropuesto y autoaclamado mientras Zapatero acaricia la lira. ¿Congreso? ¿Para qué? El desprecio de la élite socialista por sus militantes y votantes no se rebaja a un mínimo análisis público sobre el terremoto electoral de sus siglas. Antes que la dirigencia socialista admita sus errores los cocodrilos comerán hierba. No lo han hecho jamás tras sus derrotas y sólo llegaron tras un revolcón a aquello de mi querido Alfonso Guerra de que «los españoles se han equivocado». La consigna suicida reza que pese a la harapienta herencia de Aznar los mejores logros de la democracia han sido momentáneamente ensombrecidos por la crisis financiera alienígena que, no obstante, el socialismo pondrá en carril en diez meses. Le comentaba a un responsable del PP que había que ayudar a esta gente enceguecida porque España necesita una socialdemocracia despierta y decente. Me contestó que Aznar comenzó ayudando no desclasificando los papeles del CESID y se lo agradecieron con arsénico. Llegó Zapatero con nada por detrás y adviene Rubalcaba sin nada por delante, a menos que piense ganar las generales, y con la mejor colección de esqueletos en el armario de la política española. Al ser tan peligroso como inteligente, cabe suponer que aspira a liderar la Oposición y el partido una vez se haya desvanecido este hombre que tanto tarda en despedirse.