Teatro

Barcelona

«La guerra de los Rose»: Una comedia bastante negra

Cuando el amor sale por la puerta, el rencor entra por la ventana. Y con él, la comedia más negra. «La guerra de los Rose» reúne en escena a los alter ego de Douglas y Turner.

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La realidad a menudo supera con creces a la ficción, que se nutre de los excesos y absurdos del ser humano. Aunque la mayoría conozcamos «La guerra de los Rose» gracias al cine, fue un escritor norteamericano, Warren Adler, quien se inspiró para su novela original en una historia real. Ocurrió en los años 50 y su protagonista fue un conocido empresario y periodista, William «Billy» Rose. El divorcio de su esposa, Eleanor Rose, se convirtió en material de papel couché y la prensa norteamericana no tardó en ponerle nombre: la Guerra de las dos Rosas. Adler lo transformó en «La guerra de los Rose» y el celuloide hizo el resto décadas después. Ahora llega a la cartelera madrileña en una versión teatral que dirige Garbi Losada y que protagonizan el televisivo «levantador de cejas» Carlos Sobera y la no menos televisiva Mar Regueras, aunque para ninguno de los dos es la primera experiencia teatral.

Para Sobera, también productor de la obra, el texto «no ha perdido actualidad y vigencia». «No hay más que ver la reacción de la gente ante algunas de las frases. La principal virtud es el humor negro, la intensidad de los diálogos, que va en "crescendo", y en él se hace un viaje del amor al desamor». La trama está repleta de «momentos ácidos» que no dudan de hacer bromas en torno a «situaciones dramáticas como la violencia. Es pura comedia negra», asegura. Para el actor «los personajes entran en guerra y pierden la razón de forma desaforada para defender su verdad. Son capaces de hacer y decir las cosas más terribles. No hay medias tintas ni se andan con remilgos».

Cuenta Mar Regueras que «el montaje tiene un toque más de humor que la película, aunque eso no quiere decir que los espectadores no saquen su propia moraleja y que se vayan a casa reflexionando». Algo que también subraya Sobera, para quien, a pesar de la crudeza del texto, queda «espacio a la reflexión. Ofrece la oportunidad de dar un punto de vista interesante sobre la necesidad de respeto en las parejas y la apuesta por un trato de igual a igual». Además, destaca la «perspectiva sincera y dura que permite que la gente lo pase bien y se quede con algunas conclusiones».


Dos perdedores
En una guerra de sexos como es esta historia, ¿quién triunfa? Regueras cree que la novela «era algo más misógina, se decantaba un poco por el hombre», aunque tiene claro que «al final, es una guerra de poder en la que no hay ganadores, sino dos perdedores. La casa, que es por lo que se han estado peleando, no deja de ser una excusa». Para la actriz, esta «tragicomedia» divide al público. Y se «moja»: «Los hombres se colocan en el lugar de Oliver y las mujeres en el de Barbara. Yo creo que el que empieza todo es él. Las mujeres tenemos una generosidad que no tienen los hombres, porque la protagonista, para empezar, ¡trabaja para que él pueda pagarse una carrera!».

Sobre la imagen de comunicador en la televisión, Sobera es irónico: «Cuanto más éxito en ese papel, menos oportunidades para el teatro. Pero siempre ha sido mi vocación Yo empecé como actor de "Al salir de clase"y cuando presenté "¿Quién quiere ser millonario?"en 1999 me decían qué hace un actor haciendo de presentador y ahora me pasa al revés. El caso es no estar contentos, pero me siento muy cómodo», zanja. También Regueras tiene proyectos en la pequeña pantalla: acaba de terminar de rodar en Barcelona una TV movie para Tele 5 sobre la vida de Tita Cervera, en la que ella da vida a la Baronesa Thyssen en una de sus tres etapas vitales (serán tres actrices, una para cada edad). «Ha sido un gusto poder retratar a un personaje que tiene tanto que decir», asegura, y habla con admiración de ella: «Es una mujer con una capacidad tremenda de penetrar en la gente, en el rodaje comentábamos que Tita tenía algo que no tenían las demás. Había en aquella época otras bellezas, pero ella destacaba siempre por algo, era alegre, jovial, divertida, sin tapujos, tenía algo especial».


Algo de mala uva
Aun así, sabe que la serie dará que hablar. «Ya está llenando titulares»; reconoce. «Habrá cosas que le gusten y otras que no. Hemos intentado hacerlo desde el cariño y como un cuento. La intención de la productora era que fuese como historias de amor, y eso empieza con el amor a su madre, sigue con los hombres de su vida y llega hasta el amor de su hijo. Eso está todo en pantalla. Podrá gustar o no, pero la calidad de la serie es excelente».

Explica Mar Regueras sobre la experiencia de compartir escenari con Sobera: «Desde el primer día nos dejó a todos mudos. Llegó y soltó su texto del tirón a la primera». Ríe la actriz cuando se le pregunta por el famoso «cejeo» de Sobera y reconoce que «a veces se le acerca gente por la calle y le pide que lo haga». Lo describe como un tipo muy campechano. Aunque detrás del hombre afable, del presentador de concursos, hay un rostro que algo de mala uva debe transmitir cuando ha encarnado papeles en teatro como el del psicópata de «Palabras encadenadas», que dirigió Tamzin Townsend en 2000. Por su parte, Regueras ha trabajado con Mario Gas en «Tap Dogs» (2000) y en «Golfus de Roma» (1993) y en musicales como «Chicago» (Richard Reguant, 1999) y «Cabaret» (Jerome Savary, 1992). A ambos, sin embargo, la televsión y otros proyectos los habían mantenido alejados de la escena durante unos cuantos años.


Turner-Douglas, al rojo vivo
Danny DeVito se apuntó un tanto como director en 1989 (y de paso se convirtió en un poderoso productor) con «La guerra de los Rose». El filme, tenía momentos antológicos, como el «worf, worf...» con el que Kathleen Turner le daba a entender a Michael Douglas que su querido perro había pasado a ser el estofado que cenaban. «Turner era más atlética que yo, pero hay algo en lo que Barbara se parece a mí: ambas somos muy guerreras», asegura Regueras. Por su parte, Sobera destaca similitudes entre la versión teatral y la cinematográfica, como las veintidós escenas que se representan «a la velocidad del sonido». «En la versión teatral, aflora el humor y permite hablar de todo, mientras que en la película el humor es más duro, más crudo, y lo pone sólo Danny DeVito. Es más un drama». En todo caso, existen elementos comunes: «La caída de la lámpara de araña sobre los actores es un elemento clave en la recta final y uno de los más conseguidos de la función», asegura.


- Dónde: Teatro Bellas Artes. Madrid.
- Cuándo: del 28 de abril al 19 de junio.
- Cuánto: de 16 a 25 euros. Tel. 91 448 11 81.