El Athletic tuvo más pegada

La piedra angular de su fútbol de ataque es Fernando Llorente, referencia ofensiva y goleadora, que crece futbolísticamente cada partido.

Con esos argumentos trató de imponerse al Mallorca de Laudrup y lo consiguió (3-0). No es que hubiera mucha excelencia en los rojiblancos porque los de Laudrup maniataron a los «leones» y buscaron desde una buena defensa un resultado positivo.

Sin embargo, el planteamiento de los baleares saltó por los aires en el último minuto de la primera parte. Una internada por banda derecha de David López acabó con disparo de éste que no tocó en nadie y se fue a la red sin que Aouate pudiese hacer nada. Fue un gol inesperado que obligó a los de Laudrup a cambiar el chip tras el descanso. Pero el Mallorca actual no está muy dotado, le cuesta llegar al área rival y le falta un auténtico rematador.

Llorente seguía siendo un incordio, Nunes se peleaba con él en todas las acciones, tanto por arriba como por abajo. Y en una de esas jugadas el colegiado interpretó que hubo penalti del portugués. La pena máxima la transformó San José y Caparrós comenzó a vivir más tranquilo.

Enfrente era Laudrup el que pedía más a los suyos, el que ordenaba irse al ataque y el que comprobaba cómo su equipo es muy limitado en ataque, pese a los intentos de Cavenaghi o el «Chori» Castro por buscar acciones de disparo, o llegadas en superioridad. La presencia de Webó le dio más profundidad, pero no fue suficiente.

El Athletic se agarró al marcador con fuerza, defendió con criterio, se dejó dominar y mató a la contra. Se fue Igor Martínez, que debutó en San Mamés, y entró Susaeta. El panorama no cambió y la buena voluntad del Mallorca no encontró ningún premio porque Íñigo Pérez hizo el tercero y constató la pegada rojiblanca.