Bruselas
Alemania se suma a Francia e Italia para reformar el Acuerdo de Schengen
La reforma del Tratado de Schengen se hace cada vez más imperiosa. Francia fue el primer país en abrir la reflexión llegando a sugerir incluso la suspensión de los acuerdos ante la afluencia masiva de inmigrantes tunecinos llegados de Lampedusa con permisos temporales concedidos por Italia.
El martes París y Roma hacían las paces con una iniciativa común a la que ayer se sumó el gigante alemán, preocupado también por los efectos migratorios en sus fronteras después de que el Gobierno italiano autorizara unilateralmente la entrada en Europa a 25.000 ciudadanos magrebíes. Una decisión duramente criticada por Francia y Alemania.
Así, tras limar primero las asperezas con Berlusconi, el presidente francés, Nicolas Sarkozy, puede nuevamente contar con la canciller alemana, Angela Merkel, en su objetivo de revisar el actual tratado con vistas a facilitar los controles en las fronteras interiores de los Estados en caso de «circunstancias excepcionales».
En ese sentido se pronunció el ministro alemán del Interior, Hans-Peter Friedrich, que considera necesario dotar al Tratado de Schengen «de nuevas cláusulas para adaptarlo a las nuevas exigencias», según relataba ayer el diario el «Frankfurter Allgemeine Zeitung», que citaba fuentes de dicho Ministerio. Preguntado por LA RAZÓN, el Elíseo no comentó la postura alemana.
Pero como París, Berlín quiere que en caso de un problema de gestión del flujo migratorio en las fronteras exteriores de Europa, cada país pueda recurrir sin tantas cortapisas a los dispositivos del tratado que permiten restablecer los controles interiores, haciendo que esta práctica sea algo más rutinario. Aunque las autoridades alemanas matizan que dichas modificaciones no han de alterar la libre circulación de los ciudadanos Schengen y han de realizarse respetando el «espíritu original».
Lejos de ser un simple desiderátum franco-italiano, la proposición de reforma parece estar bien encarrilada. Así lo dio a entender el Ejecutivo comunitario confirmando que la misiva remitida por Sarkozy y Berlusconi solicitando modificaciones en la legislación sobre la libre circulación en el espacio Schengen «va en la buena dirección», dijo en Bruselas uno de sus portavoces, Olivier Bailly.
Como algunos socios de los Veintisiete, la Comisión también estima necesaria una clarificación de las normas que regulan la Europa sin fronteras, aunque descarta que se trate de cambios «revolucionarios». Además, el hecho de que en la carta no se imponga una solución «francesa» ni «italiana», sino que identifique «puntos de reflexión» y plantee un «debate abierto» son aspectos positivos según la Comisión, que insiste en que el asunto requiere «una respuesta europea».
A este respecto Bruselas tiene previsto adoptar el 4 de mayo un informe con los puntos críticos del acuerdo Schengen que requieren ser «clarificados». Aunque para que se abra la puerta a una restricción de la libre circulación de personas, los Veintisiete tendrán que alcanzar un acuerdo en la cumbre de jefes de Estado y Gobierno del 24 de junio.
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