Grupos

OPINIÓN: El arte valiente de un innovador

La Razón
La RazónLa Razón

Estamos completamente desolados. Su muerte deja una profunda huella en el arte nacional. Enrique Morente significa, fundamentalmente, dos cosas para mí: en esta profesión, un artista inconmensurable, y en el plano personal, un amigo entrañable y generoso. Sin duda, el mundo del flamenco se ha quedado sin un gran cantaor, sin un gran artista. La verdad es que no sabemos muy bien qué decir porque todo ha sido bastante extraño. Se ha ido de una forma muy repentina, totalmente inesperada.

Artísticamente, Morente fue el gran innovador del mundo del flamenco. Durante toda su carrera siempre ha arriesgado, le ha echado mucho valor. Hizo un flamenco muy diferente ya en los años setenta, como el disco maravilloso que le dedicó a Miguel Hernández y otros de cantes tradicionales clásicos y ortodoxos.

Y, también se convirtió en un cantaor serio y sobrio, de gran elegancia. Era un artista capaz de combinar esas dos facetas. La verdad es que se nos ha ido un maestro. Cuando la gente dice que se trata de uno de los grandes renovadores del cante jondo, dice la verdad. Ha sido el culpable, por decirlo de alguna manera, de abrir nuevos caminos que no existían en el flamenco, de conseguir nuevos públicos por todo el mundo. En definitiva, Enrique Morente le ha hecho mucho bien al flamenco.