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ANÁLISIS: Un problema que afecta sólo a los jóvenes por Valentín Martínez-Otero

La Razón
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l ¿Ha variado la forma de relacionarse con las nuevas tecnologías?
Sí, cada vez hay más usuarios de estas tecnologías (móviles, Internet, etc.) que las utilizan para conocer a otras personas, para iniciar relaciones personales, incluso amorosas. Las redes sociales, por ejemplo, incrementan las probabilidades de conocer personas. De hecho, un creciente número de usuarios buscan pareja por esta vía.

l ¿Por qué muchas veces preferimos relacionarnos on-line que en persona?
Puede deberse a los problemas horarios, a la sobrecarga de actividades, pero también a ciertas características de la personalidad, sobre todo a la inseguridad y a la timidez. Hay personas que se sienten más confiadas, al menos al inicio de la relación, cuando conversan cómoda y tranquilamente desde su ordenador y en el ciberespacio.

l ¿En qué es distinto este tipo de amistad?
La amistad puede ser profunda, sincera y duradera. El problema es que a veces hay falta de consistencia en la relación, porque se alteran aspectos esenciales de la propia identidad, se fantasea sobre el otro y se producen muchos desengaños, hay falta de compromiso y la comunicación se desvanece con la misma facilidad con la que se inició. Esto puede generar gran sensación de vacío y, desde luego, desilusión y frustración.

l ¿Se frivoliza o devalúa así el concepto de amistad?
Aunque no necesariamente, con frecuencia sí se devalúa. El anonimato, la falta de presencia física, los «maquillajes identitarios», etc. socavan la comunicación y es fácil que haya una decepción. Cuando la responsabilidad hacia el interlocutor es insuficiente nos topamos con una amistad fingida, desprovista de autenticidad, lazo interpersonal sólido y compromiso. Ahora bien, dado que hay muchos usuarios, hay también excepciones.

l ¿Qué riesgos supone?
Entre los riesgos de las «ciberrelaciones» hay que citar la adicción. Hay personas que pueden sufrir un verdadero «enganche», con deseo incontrolable de comunicarse a través de internet y de consultar o utilizar el correo electrónico, etc. La persona experimenta gran malestar cuando no puede usar el ordenador y, desde luego, tiene un negativo impacto en su vida, a nivel laboral o académico, social y personal.

l ¿Quiénes son los más propensos a este tipo de relaciones?
Cada vez hay más usuarios de todos los segmentos sociales y de todas las edades. Desde el punto de vista psicológico, hay un perfil muy amplio, pero se sabe que los que más propenden al uso patológico de las tecnologías son personas inseguras, con baja autoestima, introvertidas, etc. Aunque hay diferencias según la tecnología (móvil, menos usado en niños, o internet), los jóvenes son los que más utilizan las tecnologías para relacionarse, pero aumentan los usuarios de más de cuarenta y cincuenta años.

Valentín Martínez-Otero
Doctor en Psicología y Pedagogía