Ginebra
D'Ors el novelista desconocido
Fue el primer intelectual moderno que ejerció como tal en nuestro país, quizá por eso su obra ensayística es mucho más conocida que sus novelas. Eso sí, si Eugenio D'Ors tuvo como gran empeño ilustrar a sus conciudadanos a través de los periódicos y no emplearse más en otros foros más eruditos, su narrativa no parece poder ser calificada como lúdica: «Sus novelas no son de entretenimiento sino que exigen una relación más intelectual que sensible», afirma Xavier Pla, responsable de la edición de la recopilación «Historias lúcidas», de la Colección Obra Fundamental, de la Fundación Banco de Santander. Una publicación que coincide con el centenario de su obras más célebre, «La bien plantada», sobre Sibila de Cadaqués, ideal femenino del Novecentismo, movimiento del que es preceptor, «que también inspiró a Dalí y a Lorca y que es el prototipo de mujer en apariencia ignorante, pero que encarna para ellos los valores del Mediterráneo», asegura Pla.
Divulgar el psicoanálisis
La antología incluye los relatos «Sijé o del secreto de unas vacaciones» (1928-1929), «Oceanografía del tedio» (1916), –sobre un paciente al que el doctor le receta aburrimiento– «Magín, o la previsión y la novedad» (1921) y «El sueño es vida» (1922), en el que juega con el título de Calderón para introducir las ideas de Freud en España, pues fue un firme divulgador del psicoanálisis; «Historias de las esparragueras» (1919) y «Aldeamediana» (1942).
Antinacionalista, tanto catalán como español, D'Ors persiguió desprovincializar Barcelona: «Su objetivo fue hacer de Cataluña una república italiana renacentista basada en la Cultura», llegó a ser director general de Instrucción Pública, pero su carácter individualista le valió «la defenestración», por lo que emigró a Madrid en 1921, donde trató de aplicar el modelo que quiso poner en marcha en Cataluña a todo el Estado. Siete años después recaló en París, donde se codeó con Picasso, Cézanne, Matisse y Derain, entre otros.
Periodista, crítico de arte, escritor, dibujante... D' Ors siempre trató de escapar a las etiquetas, aunque Pla considera que la que mejor le cuadra es la de «antimoderno». De ahí que una de sus frases más celebres sea "lo que no es tradición, es plagio". Para el editor este pensamiento está lejos de ser reaccionario: «Era un moderno que criticaba la modernidad. Consideraba que aquel que quiere ser original acaba plagiando. Solo asumiendo la propia tradición puedes llegar a tener una voz singular».
Hombre clave para El Prado
«Tres horas en el Museo del Prado» llegó a convertirse en los años 20 en su obra más popular. Pues otra de sus facetas más celebradas fue la de crítico de arte. A finales de los 30, como el jefe del Servicio Nacional de Bellas Artes, a D'Ors le tocó gestionar la vuelta de las obras de la pinacoteca que fueron evacuadas primero a Valencia y luego a la Sociedad de Naciones en Ginebra.
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