Siria

Dos realidades: Libia y Somalia

La Razón
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Las naciones más ricas del mundo se sintieron sobrecogidas por la represión de Gadafi contra la oposición. Los medios de comunicación se llenaron de informaciones. Los centenares de muertos previos al inicio de la intervención aliada agitaron las «conciencias» de los dirigentes políticos. Era imprescindible deponer al dictador. La represión en Siria y otros países del entorno no ha provocado esa urgencia. Los aliados ya se han repartido el botín y a Francia le corresponde el 35% del petróleo libio. Los principios siempre por delante. En cambio, en Somalia mueren cada día miles de personas en una hambruna brutal que se complica por la actuación de los terroristas de Al Qaeda. Los líderes mundiales no sufren, por lo visto, la misma angustia que sentían por la represión en Libia. No se han planteado enviar tropas para ayudar en esta catástrofe humanitaria o destinar los miles de millones que ha costado la guerra en Libia para salvar a centenares de miles de humanos condenados a la muerte. Por lo visto, no hay botín que repartir.