Historia

Arquitectura

Es ésta una estatua franquista

El último vestigio del franquismo en Barcelona abandona hoy el espacio que ha ocupado desde 1940. La escultura instalada en el monumento de la plaza Juan Carlos I, en la confluencia entre la avenida Diagonal y el paseo de Gràcia, será desmontada cumpliendo con la Ley de Memoria Histórica y tras la petición realizada por el distrito del Eixample hace dos años.

La escultura de Frederic Marés, con el obelisco dedicado a Francesc Pi i Margall a su espalda y el escudo del Rey en su base
La escultura de Frederic Marés, con el obelisco dedicado a Francesc Pi i Margall a su espalda y el escudo del Rey en su baselarazon

El Ayuntamiento integrará la obra de Marés –una figura femenina inspirada en la escultura griega– en las colecciones del futuro Museo de Historia de Barcelona (Muhba), centro que abrirá sus puertas en la antigua fábrica de Oliva Artés del Poblenou el próximo año.

Homenaje a Pi i Margall

¿Se debe retirar o debe primar que es una obra de arte? El monumento fue inaugurado en abril de 1936 como homenaje a Pi i Margall, quien fuera presidente de la Primera República, conteniendo una escultura de Viladomat y un medallón con la efigie del político. En 1939, las autoridades franquistas sustuituyeron la pieza de Viladomat por otra de Frederic Marés e incorporaron un escudo de España y una placa que aludía a Franco. Tras la muerte del dictador, el conjunto fue sometido a varias modificaciones. En 1979, quitaron el escudo y la inscripción franquista. Dos años más tarde, tras el fracaso del 23-F, la plaza se dedicó a Juan Carlos I y en la base de la estatua se colocó el escudo del Rey.

Lluís Sans, presidente de Amics del Passeig de Gràcia, asegura que la retirada de la obra «es un error. No queda nadie de los que vieron colocar la estatua de Marés. Ya forma parte de nuestro patrimonio y embellece el cruce de Diagonal y paseo de Gràcia. No creo que haya nadie que se sienta atacado con una obra realizada por un gran escultor como fue Marés». Sans recuerda que «Barcelona no se puede decir que vaya muy sobrada de monumentos. Esto es algo que se debía hacer en 1977. Ahora ya no tiene sentido porque forma parte de nuestra historia».

Desde una perspectiva artística, la jefa de la colección de arte moderno del Museo Nacional de Arte de Cataluña (Mnac), Mercè Doñate, tiene una opinión parecida. «Una cosa es retirar el yugo y las flechas y otra una pieza destacada, como es ésta, con gran interés artístico. Las obras con un mínimo de calidad artística deberían permanecer en su sitio», comenta Doñate a LA RAZÓN.

Para esta historiadora del arte, se toman en ocasiones decisiones «en las que no se tiene en cuenta la opinión de los especialistas. Ahora nos quedará solamente un obelisco que no tiene su significado original. La Ley de Memoria Histórica hace quitar todo tipo de monumentos, pero hay que estudiar cada caso antes de tomar según que tipo de decisiones».

Por su parte, Alberto Fernández, presidente del grupo municipal del PP en el Ayuntamiento de Barcelona, lamenta que «la prioridad de Hereu es la retirada de estatuas o la ubicación de un monumento dedicado a los gays». El popular recuerda que la estatua de Marés «está desprovista de cualquier tipo de contenido ideológico. No entedemos cómo después de 30 años de gobiernos socialistas el Ayuntamiento se decide ahora por la retirada de esta obra».